Los años van colmando mis deseos,
mis entrañas se vuelven velos de ternura.
Se van calmando los deseos, se sosiegan.
Un giro de paz añeja se me adentra.
Y allá a la distancia los tiempos perpetúan
compases de arteros regocijos.
Es una fragancia a tiempos jubilosos,
que en los ocasos de la vida se proyectan.
Son señales buenas que alientan
los momentos más felices de mi vida.
Estoy repasando poco a poco
los aciertos y los errores del pasado,
pero hoy hay palabras que se lanzan
proclamando mi certeras decisiones.
No hay cosa más hermosa en la vida
que haberle dado un sentido valedero,
más allá de los errores cometidos.
CARLOS A. BADARACCO
17/1/13
(DERECHOS RESERVADOS)
- Autor: CARLOS ALBERTO BADARACCO ( Offline)
- Publicado: 15 de agosto de 2013 a las 17:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: matteo, soki, Lidia
Comentarios2
Tienes mucha razon en lo que dices en tu poema. Me encanta el final.
Besos y abrazos, soki
Que cierta y que bella tu reflexión Carlos.
Te abrazo
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