Si el fuego de tus labios, niña mía,
Se posara en los míos
Sólo gozo, y no dolor, sentiría
Pues mi atormentada alma, nuevos bríos,
Tapizados de amor
Encontrará en la senda prodigiosa
Del mirifico prado
Donde la grama, el geranio y la rosa
De belleza han ornado
El paisaje de la madre Natura
Que deslumbra de lejos
Con su grandeza vegetal y pura
Y colores bermejos.
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de agosto de 2013 a las 12:41
- Categoría: Amor
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Cuando el amor se escribe con pasión las letras bordan el poema sobre el papel... amigo Rodulfogonzalez
Saludo y amistad
Críspulo
Gracias, amigo. Usted siempre tan generoso en sus comentarios. Un gran abrazo. ElaDIO
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