Romance de reloj y boca
A la sombra del reloj
el beso siguió esperando,
medianoche daban cuando
un paso cruzó la troj.
Tras los zapatos el boj
quedó adherido en el lodo,
la vista se alzó al recodo,
la boca tembló en su sueño,
será que vuelve mi dueño,
se dijo y lo dijo todo.
Era amor, siempre lo supo,
desde que se vio en sus ojos
y cayó muda y de hinojos,
pues de dicha en sí no cupo.
Del dolor ya no me ocupo,
del silencio no escuchado,
del canto casi olvidado
a la vida y al encuentro,
así se dijo y su centro
le ofreció al enamorado.
Se miraron, se quisieron,
las palabras fueron pocas,
como también las dos bocas
que en cuerpo y alma se dieron.
Con la piel cuánto dijeron,
con la sangre cuánto hablaron,
poro por poro besaron
de la existencia infinita,
y el idioma en esa cita
aprendió a decir se amaron.
Qué fue después, no recuerdo,
la vida acaba su hazaña
y al que es más feliz más daña
por razones que me pierdo.
Llegó la aurora y concuerdo
con que el sol ya no era el mismo,
se elevó con su egoísmo
inmune al más triste caso
de que el amante dio un paso
a un viaje como a un abismo.
La boca allí quedó presa,
nunca más risa ni canto,
sólo la palabra espanto
ruge en su pulpa y confiesa.
Comprendan pues su sorpresa
al sentir que alguien se asoma,
alguien ya cruza la loma,
alguien ya toca la puerta
y el viejo amor ya despierta
como a una blanca paloma.
Era la muerte, señores,
traía forma de carta,
su mensajero se aparta
cual el color de las flores.
No pudieron mil doctores
curar su fiebre al ausente
y hasta el reloj, ya evidente
la aguja de este tormento,
cual de la boca el aliento,
se detuvo eternamente.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
21 08 13
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de agosto de 2013 a las 19:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 51
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.