No rezo por el alma de mi Dama,
aunque antaño haya adorado su sonrisa;
Su destino final no me atormenta,
ni cuándo su belleza perderá su encanto.
Sólo me siento a los pies de mi Dama,
mirando fijo sus ojos salvajes,
sonriendo al pensar cómo mi amor huirá
cuando su radiante belleza muera.
No me atribulan las plegarias de mi Dama,
pues sordo yace nuestro Padre en el cielo.
Mi corazón late con alegre melodía
al sentir que su amor me ha sido otorgado.
Entonces, ¿Quién cerrará los ojos de mi Dama?
¿Quién doblará sus frágiles manos?
Alguien la asistirá cuando sus ojos lluevan,
mientras, silenciosa, camine hacia las ¿Tierras Desconocidas?
- Autor: EL ILUSIONISTA ETERNO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de marzo de 2009 a las 19:56
- Comentario del autor sobre el poema: "UNA VEZ ALGUIEN ME DIJO QUE SUS OJOS ERAN MIOS". ESPERO LES GUSTE ADIOS.
- Categoría: Gótico
- Lecturas: 103
Comentarios3
QUE BUENO QUE NO DEJES LA POESIA
SIGUE ASI........
Me gustó, un abrazo amigo.
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