Miraba el condenado la senda de su destino,
Le quedaban solamente algunos recuerdos
Esbozados a modo de murciélagos perdidos
Y desorientados…
Sabía el condenado que el mundo era mundo
Y el corazón ese pájaro amado de grandiosos vuelos
Que tenía que conquistar sin grandes batallas
Porque su tiempo era el tiempo de los humanos…
Tenía el condenado en sus ojos unas pupilas inmensas,
Bondadosas, donde ya no había lugar para el ayer.
Estaba sentado en el borde de una fuente,
Veía la plaza y a los niños correr…
Se frotaba los ojos… Era un flamante exiliado
De la rebeldía y el odio,
Contemplaba en el espejo su silueta partida en dos
Al igual que las sílabas rotas de su nombre,
El condenado no creía en nada,
Buscaba una palabra para él, una voz sosegada,
El aroma de una metáfora cálida
Que le abriera los ojos a la noche.
Con los labios apretados, muy apretados,
Acarició el resplandor de una piel desnuda
Y entonces escribió allí un verso, para nadie.
JULIO CASATI
- Autor: JULIO CASATI ( Offline)
- Publicado: 21 de agosto de 2013 a las 23:53
- Categoría: Amor
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
que bello amigo que linda inspiracion
GRACIAS AMIGA POR ESAS PALABRAS..UN ABRAZO
gracias a ti mi niño por escribir bonito
Un genial canto al amor apasionado y bello estimado amigo Julio Casati
Saludos de amistad y afecto
Críspulo
CRISPULO ESTIMADO AMIGO...SIEMPRE SON BIENVENIDAS TUS PALABRAS ...UN ABRAZO.
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