El duelo del mayoral

Rossemary C

 

¿Que cómo fue, señora...?
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era linda y él era muy hombre,
y yo la quería y ella me adoraba;
pero él, hecho sombra, se me interponía
y todas las noches junto a la ventana
fragantes manojos de rosas había
y rojos claveles y dalias de nácar.
Y cuando las sombras cubrían las cosas
y en el ancho cielo la luna brillaba,
de entre las palmeras brotaba su canto
y como una flecha a su casa llegaba.


¡Cómo la quería!

Cómo le cantaba sus ansias de amores
y cómo vibraba con él su guitarra.
Y yo tras las palmas con rabia le oía
y entre canto y canto colgaba una lágrima.
Lágrima de hombre, no crea otra cosa,
que los hombres lloran como las mujeres
porque tienen débil, como ellas, el alma.


No puedo evitarlo,

la envidia es muy negra
y la pena de amor es muy mala, 
y cuando la sangre se enrabia en las venas
no hay quien pueda, señora, calmarla...


Y una noche, lo que hacen los celos,
lo esperé allá abajo, junto a la cañada; 
retumbaba el trueno, llovía, y el río
igual que mis venas hinchado bajaba.
Al fin a lo lejos lo vi entre las sombras,
venía cantando su loca esperanza,
en el cinto colgaba el machete,
bajo el brazo la alegre guitarra.
Llegó hasta mi lado, tranquilo, sereno,
me clavó con los ojos su fría mirada;
me dijo: -¡Me espera?... Le dije: -¡Te espero!
y no hablamos más, ni media palabra.
Que era bravo el hombre, cual los hombres machos,
y los hombres machos pelean, no hablan.


¡Cómo la quería...!

El machete dijosu amor y sus ansias,

roncaba su pecho,brillaban sus ojos,

y entre golpe y golpe ponía su alma.

No fue lucha de hombres, fue lucha de toros,
eso bien lo sabe la vieja cañada,
pero más que el amor y el ensueño
pudieron la envidia y la rabia,
y al fin mi machete lo dejó tendido
sobre su guitarra...


No tema, señora, con cosas pasadas...


Todavía en el suelo me dijo llorando:


-¡Quiérela... que es buena...!
Quiérela... como yo la he querido
¡Quiérela... que es santa...
que aunque muero...
la llevo metida en el alma!


Y tuve celos, señora, del que así me hablaba
y tuve celos de aquel que moría
y aun muriendo la amaba...
Y la sangre cegó mis pupilas
y el machete en la mano temblome con rabia
y lo hundí en su pecho con odio y con furia
y rasgué su carne buscándole el alma...
Porque en el alma se llevaba mi hembra...
y yo no quería que se la llevara.

 

SOLO FELICITARTE POR ESTE LINDO ROMANCE..
MUY BIEN DESARROLLADO Y QUE LLEGA AL ALMA.
.
Florentino

 

¡Cómo la quería! 
Tanto que no supe que hacer,
mi razón gritaba que lo dejara,
pero mi amor no me dejó...
¡Cómo la quería! Y como quería ser el único.
Entre llanto y llanto señora,
sentía celos de el, que ya muerto, igual se sentía su amor,
sentía celos de sus palabras,
que en vez de clamar por piedad, me aconsejó para amarla, como el hasta su muerte la amó...
Juan Manuel H21.

 

Como la queria y la quiero señora!
Y como lamento mis celos y rabia!
Que su amor tenía, lo tengo por cierto
era a mi a quien amaba.
Mas al saber por mi mano la muerte
de aquel trovador y soñador que cantaba
se apagó la luz de sus ojos
y de ella, solo quedó la coraza.
Le querías? pregunté
Y con lágirmas en los ojos
Contestó sincera
Si, le quería
Como se quiere al ruiseñor que canta,
Como se quiere al rio mientras corre agua,
Mas no le amaba...
Era mi alegría,
porque en mi vanidad
me sabía por el amada...
pero yo te amaba...

 

La quería, pero más quise a mi rabia convertida en amor,
mientras cometía acto tan sucio
como el acabar con la vida
y las ilusiones de quién único pecado en su vida
fue amar, amar a quién yo amaba,
y me di cuenta, que no lo maté
a el solamente, sino maté a quién
yo amaba, porque ella era feliz,
pero no junto a mi...
Juan Manuel H21.

 



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Comentarios +

Comentarios3

  • Peregrina

    Muy bonito escrito....
    Saludos amistosos de
    Peregrina

  • El Hombre de la Rosa

    Una maravilla el soplo genial de tus letras amiga Ross
    Saludos de Críspulo

  • DAVID J ELJURI F.

    Es lamentable volver a esta página después de varios años y conseguir que se publica El duelo del mayoral sin mencionar al menos que es un poema gaucho de autor anónimo que data de hace décadas. Si algo estamos obligados a hacer quienes pretendemos escribir, es a respetar la autoría y no endosarnos como nuestro la obra de un anónimo.



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