Dulce amor, qué sería de mi si tu no me quisieras,
si esos labios de miel dorada hoy de otros se prendaran
y el almibar que en su comisura liba lentamente
en otra boca melosa fuera a posar suavemente
haciendo que al elegido las entrañas removieran
en un océano de felicidad porque te amaran.
Esos labios, inaccesibles, profundos y carnosos,
perfumados de ambrosía, suaves, dulces, temblorosos,
cómo disfruto colgándome en sus pálidos balcones,
percibiendo su pálpito al despertar su primavera,
del placer disfrutando en esa panoplia de emociones
con la ansiedad del fiel enamorado en tediosa espera.
Ósculos hambrientos de elixir, llenos de fantasía,
¡vive dios, que aunque venga dios, lo vea y pegue un grito,
prometo una y mil veces de ellos no separarme un poquito!
besos de dulzura, pasión, que producen desvaríos
vosotros sois el alimento, mi gozo y mi alegría,
mientras tu quieras, nunca te han de faltar los besos míos.
©donaciano bueno
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de agosto de 2013 a las 05:19
- Categoría: Amor
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Se palpa la prestancia genialidad y hermosura en tu bello poema de amor estimado poeta y amigo Donbuendon
Saludos y amistad
Críspulo
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