La abadía tan cerca, el frío mundo
lejos, rosarios oran en tristeza,
hay silencio, es certeza, es la justeza,
ley de abacial, artículo profundo.
En abadengo, bienes del jocundo,
pues real abadiato es una alteza,
es señorío de árbol y corteza,
donde vi al monasterio ser fecundo.
Tácito fraile abraza gris espina,
su cuerpo ensangrentado, amordazado,
cae y levanta allá con la lupina.
Es lobo de terror el acusado,
y el fraile le perdona y le propina
el sermón de los montes del pasado.
- Autor: Luis Rayo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de agosto de 2013 a las 01:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
La letras de tu soneto sienten la fuerza de tus geniales versos estimado amigo Luis Rayo
Saludos de afecto y de amistad
Críspulo desde Cantabria
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