Que callada es tu mirada,
silenciosa, insípida.
Que profunda es tu mirada
como el mar, como el pozo de la casa,
como la tierra misma.
Que discreta es tu sonrisa
entre tus mejillas.
Que oscura es tu mirada
cuando me dices eres mía.
Te pertenezco, me perteneces,
quiero hacerte el amor bajo el naranjo
a las doce del día, a la una de la mañana,
a las tres de la tarde.
Quiero recorrer tu cuerpo,
de tus pies a tu cabeza.
Quiero tocar tus muslos, tus glúteos,
quiero rozar tus labios.
Me fascinan tus labios,
rojos, gruesos, carnosos.
Podría beber de ellos tu esencia por horas,
dejarte sin alma, sin vida.
Después llegar a tus ojos,
que son como gotas de agua de mar.
Verme en ellos y te veas en los míos,
que son como tu tierra.
Tú eres el mar, yo la tierra,
me perteneces, te pertenezco
y nos tenemos en miradas,
en risas discretas.
Tus ojos me dicen tanto
y otras veces nada.
Que callada es tu mirada,
silenciosa, misteriosa.
Y me gustas así,
escondido entre tus ojos,
bajo miradas que naufragan
y se pierden en las mías.
Que callada es tu mirada,
es como la boca de tu alma
como el silencio que me falta,
entonces te veo, te digo;
que callada es tu mirada.
- Autor: Marner (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de agosto de 2013 a las 22:56
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 153
- Usuarios favoritos de este poema: jairodelacroix, estefania22
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