Dime tú, ¿de dónde vienes?
Dulce ser angelical,
Que la hoguera que iniciaste
Yo no la puedo apagar.
Sigues, en mi alma, presente;
Eres anhelo inmortal;
Eres llaga que no cierra,
Mal que no puedo curar.
Me dio tu dulce presencia
Amor, ternura y gran paz;
Pero ahora que te has ido
¡Cuánta, cuánta soledad!
¡Cuánto se añora tu fuerza,
Cuánto te quise en verdad!
¿Por cuánto tiempo en mi vida
Voy a intentarte olvidar?
Sigue viva la esperanza
De volverte yo a besar,
Grito tu nombre mil veces
Demonio o ángel ideal.
Poco me importa quién eres,
Estoy dispuesto a luchar,
Venga mi Edén o mi infierno…
¡Bésame amor inmortal!
- Autor: Raúl Gonzaga (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de septiembre de 2013 a las 07:29
- Comentario del autor sobre el poema: Versos octosílabos con asonancias en pares que expresan la ansiedad por un beso de un raro ser ideal...
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 127
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
La belleza de tus geniales versos deleita al poeta amigo Raul Gonzaga
Saludos de afecto y amistad
Críspulo
Es tu humildad tu mayor virtud, a todos nos estimulas a seguir escribiendo, eres no sólo un gran poeta sino un amante de la Poesía, saludos y un abrazo fraternal...
La mujer especial, esa que no es tibia sino extrema, la que te da todo el placer o todo el dolor, la que no te miente ni te engaña, la que te abre las puertas al Edén o te deja hundirte en el infierno; es el oro de la vida, es la puerta, el puerto y el premio a la tenacidad; si tienes a tu lado a una mujer viva y plena, absoluta y consciente: ¡no la abandones que te quedarás sin vida!...
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