Ven a mí como la rosa roja ardida
descifrando el enigma de la distancia.
Suelta tus anclas
y trae tus muslos blancos mujer bravía.
Acelera el paso sin tregua
que mi loco amor te aguarda,
deja la pena famélica sin ropas
y la angustia deshojada/
Ven a mi latido de vena propia
con tu piel virgen armada en el lodo/
Apaga tu necesaria sed
de amor en un todo
en mi alma de lago y cuerpo desvestido/
Agita tu voraz paso de hambre noble
que el amor
siempre llega con sus temblores
sacudiendo como polvo los pesares del alma
con los pañuelos rosas de la ventisca
y sus aletas de retorno traen
el aire renovado en tus pies de negra harina/
Ven con el vértigo de tus mareas azotadas
y trae todo el agua de tu llanto depurado/
La fatiga de corazón peregrino
para el fuego
contenido en mi volumen de brazos/
Mis manos de llama deslizarán calor
en tu pradera de espeso continente/
Caminemos como dos columnas de piernas
fortalecidas en una batalla de relámpagos
con los márgenes de la luz y su delicia,
andando las delgadas sendas de la claridad,
hasta precipitarse
los cereales alimentados
en dos cuerpos nutridos
bajo un panal derrotado/
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- Autor: RICARDO ALVAREZ ( Offline)
- Publicado: 4 de septiembre de 2013 a las 22:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 66
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