Buscándote me descubrí, ¡y de qué manera!
supe que guardaba una espera
que aun rudo, relumbro amaneceres
que aun duro, padezco mis pesares.
Descubriéndote encontré
donde había soñado amanecer mis días
lo que había creído una utopía o un engaño
donde la vida sonríe y llora, plácidamente.
Porque no concibo un lance más oportuno
ahora que río y callo, eres la razón
y el motivo de todo esto que me inunda
al encontrarte en mis pupilas, hallo
que te amo con el alma y los besos prendidos
al contorno de tus labios.
Por: David Caceres
Managua, Nicaragua.
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