Era sin duda alguna:
La crisálida
que tu capullo logró
eclosionar mariposa.
El huevo
que alcanzaste a arrullar
entre tus cálidas alas.
El rocío
que soplando tempestiva
convertiste en tormenta.
El brote
que tu fresca humedad
trasplantó hasta tu vientre.
Una nube
a la que anclando tus sueños
convertiste en cielo.
Un niño
que maduró en tu universo
hasta flamear cual cometa.
¡Cuan fácil es palpar el idilio
transformado en quimera
al llegar el amor
cuando aún no se le espera!
Por: David Caceres
Managua, Nicaragua.
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Comentarios2
un hermoso poema mi niño
Hermosos tus bellos versos amigo David
Saludos de amistad
Críspulo tú amigo
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