Amanece,las sábanas expelen el rancio hedor de la nostalgia,antes viajera,
ahora autóctona de su país de apagadas luciérnagas.
Bebe el café,amargo como los trágicos inviernos del páramo,estruja la hoja caída del árbol,la llama
vida,la nombra sombra,muerte anticipada y sin sepulcro,
Se levanta y el cuerpo cae en un vacío sideral, se harta de opio hasta los párpados,
se escapa del mundo y entra en el infierno de los trenes voladores.
Repta por toda la casa,vomita el café en el cuarto de baño,sonríe una lágrima por el marco azulado
de sus ojos,está triste,sueña con cabezas sumergidas en botellas de cognac,bálsamo para el que quiere
olvidar y luego morir jugando a la alquimia de juntar líquidos y sólidos.
Cuelga de la pendiente,aún viaja con Icaro y el sol derritiéndose en sus manos,carga las maletas,
el disfraz,las monedas y toma el camino menos largo hacia Caronte.
- Autor: yoel alejandro ( Offline)
- Publicado: 8 de septiembre de 2013 a las 23:21
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: alex sandman
Comentarios2
erda compa, ya no escribe como poeta, sino como profeta
erda compa. no me canso de leer este poema, siempre admiro algo que me es imposible hacer
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