Creen haberme dejado
abatido y desarmado:
con mis alas amputadas
con mis dedos cercenados
con mis manos mutiladas
con mis ojos desgarrados
con mis labios lacerados
con mis oídos desangrados.
Pero:
mis alas no son mi vuelo
mis dedos no son el asa
mis manos no son mi pluma
mis ojos no son mi lumbre
mis labios no son mi voz
mi sordera me hace sabio
escuchando mis latidos.
Mientras no heche mi nombre
a las fauces del olvido
será mi lucha la del hombre
que aun sabiéndose caído
retrae su ancla y es su empuje
pues sangrando yo deduje
que el camino verdadero
se recorre desde adentro.
Que también el alma es sabia
que también el alma grita
que también el alma llora
que hasta atenaza el alma
que hasta amputada vuela
pues es el alma la que imbuye
cada verso, que del poeta fluye.
Por: David Caceres
Managua, Nicaragua.
- Autor: David Enrique Gómez Cáceres ( Offline)
- Publicado: 11 de septiembre de 2013 a las 02:43
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 64
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Los roces del alma son como siblimes ondas que acarician los versos amigo David Enrique Gómez Cáceres
Recibe brotes de amistad
Saludos de Críspulo el de la Rosa
¡Un hermoso vuelo de libertad interior! ¡Gracias por regalarnos este poema!
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.