Vean pues
que transito este río de zarzales
donde el reloj no detiene sus brazadas
y las mías, más y más siento que menguan
en velocidad y ahínco.
Que por libar silencios pasionales
me ha consumido esta ennegrecida madrugada
tal cual vórtice voraz que no da tregua
ante el que desgarrado, ¡me quiebro y me hinco!
Sepan pues
que deambulando busqué un sitio
donde vomitar de una vez todo esto hiriente
como quien en un solo grito suelta
la úlcera ardiente que carcome sus entrañas.
Fui alma asceta sin derecho a propio arbitrio
vagabundo acobijado por la noche, en su dolor latente
alma sucia de congoja toda envuelta
dando paso a morir por propia saña.
Heme aquí
donde al fin el estado de sitio
han superado las fuerzas del aliciente
salto entre tanta agua revuelta
siendo pez, que se escapa de la caña.
Por: David Caceres
Managua, Nicaragua.
Ver métrica de este poema
Comentarios1
"ERRANTE" A veces el alma anda así.
Saludos amigo, muy atractiva entrega, me gustan mucho el uso de tus metáforas.
Abrazos...
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.