Cae la tarde.
Inevitablemente, llegan los recuerdos.
Danzan entre las sombras
que se estiran, perezosas,
juegan a las escondidas
entre las plantas mojadas de rocío.
entre los árboles quemados
por la insólita nevada,
entre las ramas desnudas
de los árboles helados.
Los recuerdos se trepan,
se deslizan debajo de las puertas,
se filtran por celosías
de ventanas entreabiertas,
se cuelan por los ojos de las cerraduras,
invaden mi casa,
ocupan los lugares familiares,
se acomodan entre mis muebles y me miran.
Los recuerdos desfilan, implacables y solemnes.
Después, se van uno por uno,
tal como llegaron.
Se queda sólo el recuerdo de tu rostro amado.
Tus ojos me miran desde los rincones.
El eco de tu risa,
como una música hermosa y fascinante
enturbia mis sentidos.
La tibieza prepotente de tus manos,
la ternura de tu voz,
su cadencia diáfana y afectuosa.
Es fácil verte así, convertido en sombra caprichosa
Invadiendo mi casa, mis momentos.
Mientras cae la tarde,
inevitablemente, llegan los recuerdos.
- Autor: evaprestes ( Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2013 a las 15:24
- Categoría: Amor
- Lecturas: 457
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, ADOLFO CESAR MARCELLO
Comentarios4
Hermoso genial y bello tu poema amiga Evaprestes
Saludos y amistad
Críspulo
El amor, aún el recuerdo, todo lo llena. Hermoso. Saludos, poeta.
Espero que esos recuerdos no te hagan sufrir.... Bonitos versos. Un saludo
Vivir es construir recuerdos. Ahora ya no me hacen sufrir.
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