Y me dijo…
No tengas miedo, que la niebla que hoy te invade mañana será claridad.
Que el tiempo no te condicione, ya que el tiempo es relatividad!
Y me dijo…
Si me quieres dímelo, no te dé miedo decirlo, no tengas temor a esconderlo, a no decir la verdad.
Los buenos sentimientos que afloren, el mundo está falto de ellos, eso es la realidad.
Basta ya de ambigüedades y medias verdades!!, que la mezquindad se aparte y se imponga la sinceridad.
Y me dijo…
Quizá deberíamos probar que tal resulta esta obviedad de decir lo que se siente sin miedo a poder errar.
Que las alegorías a la alegría, por una vez sean verdad, que nada ni nadie las estropee que se hagan realidad.
Que no pensemos que un salto de agua al vacío, en nada ha de quedar, que sintamos toda su esencia con naturalidad.
Y me dijo… con lamento,
Ay! Qué vida ésta, que nos hace pensar que cuando algo es demasiado bueno, algo malo ha de albergar.
No lo podemos remediar, va implícito con la humanidad, que no creamos en lo bueno sin tener que sospechar.
Y me dijo…
¿Y qué le vas a hacer si le quieres por necesidad, sin pensar si hace mucho o poco, o una eternidad?
Que le quieres y le quieres y le vuelves a querer, que no te avergüenzas de ello, sino que sientes renacer.
Debéis seguir de frente, de frente sin pretender conocer el camino que os espera, el camino a recorrer.
Y me dijo…
No miréis hacia atrás, pues el pasado, pasado está y no debe serviros de guía para poder avanzar.
Que junto a ti él quiere estar, que junto a él quieres tú estar y ser compañeros de viaje…
en este viaje vital.
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