Tus oquedades espesas
poco a poco van arideciendo
rogando con fiel certeza
un cielo que despierte lloviendo.
Contemplo con gran fortuna
mis huellas marcando las arenas
que recubren a la luna
conflagrando de sus lares, penas.
Las alas de la locura
quiebran aguerridas las paredes
que eran pétrea cordura,
siñéndote entre voraces redes.
Dúctil y mortal holgura
se despliega en tu cuerpo níveo
descolgando tu hermosura
entre mis manos, y cuanto veo.
Te clavas tierna cual broche
ralumbrando las danzantes sombras
sobre este trozo de noche
que nos atrapa sobre tu alfombra.
Por: David Caceres
Managua, Nicaragua.
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Comentarios3
Muy descriptivo y elocuente poema David
Saludos
Trozo de noche, blanco de luna,
la sensación de oscuras sombras
se vierten con tu poema
sobre el amanecer del día.
Bello poema amigo David
Saludos y amistad
Sin palabras!
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