Los ignorantes, son felices en muchos aspectos, van sin pensar para un quirófano, como si nada fuera.
Son timados y ni se dan cuenta. Creen en todo, para ellos no hay consecuencias. Son felices y no sufren con antecedencia, lo que van hacer. Saber es bueno, estar al día con todo, poder hablar en generalidad de varios temas, intentar pensar lo que puede pasar mañana, medir los contra y lo bueno de nuestras actitudes, no quedar para tras en la evolución de lo que existe de nuevo, sea en tecnología, en leyes, también. Pero tiene un precio grande y por veces doloroso. Se cuenta con problemas que a quien nada sabe o entiende, ni se le ocurre.
Por anticipo, sufro, pues pienso y sé lo que me espera. Tuve que hacer una pequeña cirugía en la boca, una carie bajo la encía, me obligó a cortar un poco la encía para arreglar el diente, una semana loca con recelos. Hoy ya todo ha pasado. Pero fue un sofoco. En principio iba sola, pero una sobrina ha hecho lo imposible para acompañarme e mi amigo también.
Quien se ve sin familia, tiene momentos difíciles, pero de donde no esperamos viene la ayuda. No es dinero, solo la presencia de alguien vale más que todo. Si fuera Dios, nadie se sentiría solo, es de las cosas más tristes que hay. En la última etapa de la vida que puede durar muchos años, lo que más falta hace es una mano amiga, un interés por nosotros un sentir que se preocupan por nuestro bien estar. Por infelicidad en esta época tan loca en que vivimos, pocos piensan en eso. Los ignorantes no se dan cuenta, son felices. Si estos seres humanos que marginalizan a los mayores, pensaran que a una velocidad loca muy cerca están de ser también iguales, seguro que su manera de tratar a los mayores cambiaria.
Que cuesta una llamada telefónica, una palabra como decir ola, una pregunta para saber cómo estamos. Nada. Pero sus corazones tienen agua no sangre, solo piensan en el monedero. En ser lo que nunca serán. Expertos en humanidad, en no tener vergüenza de acariñar. Yo me confieso pecadora, muchas veces he dejado de dar un poco de atención, por falta de oportunidad, oh por tener que hacer algo en el momento de hacerlo. Cuanto dejamos de hacer. No por falta de tiempo, pero por nuestros problemas que delante de otros gravísimos que existen, pensamos que los nuestros son mayores. Si no somos ignorantes, la obligación tenemos de agradecer a quien nos hace compañía y se preocupan por nosotros. Así ya he llamado y agradecido de corazón a quien debo. Si puedo, a partir de ahora, nadie sentirá mi ausencia en sus vidas. Aunque sea un minuto, que para mí no es nada y para ellos es un rayo de sol en la penumbra de sus vidas vacías. Si todos lo hiciéramos la vida de muchos seria más soportable y menos triste.
Con la vida se aprende, con la vida se cambia, con la vida podemos ser mejores. Basta un poco de buena voluntad y sentido de nuestra obligación, para con los otros.
Si tengo tantos favores que del Cielo me regalan, por qué no compartirlos con los otros. Es mi obligación, pues de ignorante no tengo nada. Maldad ninguna, desprecio tampoco. Por lo tanto a dar un poco de mi a todos, quizá mismo a quien no me haga caso y no se acuerde que existo.
Mi pensamiento en esta mañana soleada de un casi otoño, no hacer de cuenta, hacer de verdad lo que mi corazón manda. Querer a todos, mismo a los que no me quieren.
Con el alma limpia de rencores, agradezco a los que de mui lejos me dan atención y a quien cerca solo los abrazo, cuando lo hacen a mí.
Porto, 19 de Setiembre de 2013
Carminha Nieves
- Autor: secreet50 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2013 a las 11:35
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 79
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy guapa en la fotografia estimada potisa y amiga Carmina Nieves
Genial tu prosa literaria amiga
Saludos y amistad
La escalera esta por trás. Gracias por tus comentários, sempre agradables.
Un abrazo com amistad
Carminha Nieves
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