Tus besos ígneos, amada, cual la calidez de la lumbre que pone a punto los alimentos para ser consumidos y la calefacción que usamos para domeñar los efectos del invierno, alejan, amorosamente, la gelidez de mis labios expuestos al frío desgarrador de mis caminos sin brújula y en la más absoluta soledad, mi única compañera de viaje.
Tus manos, cautivante amada, cual si fueran guantes de suavidad única, colocados en los míos, eliminan, candorosamente, la frialdad y la condición de hielo que las han endurecido, para embriagarme de tus querencia, desentumecidas ya.
Tu cuerpo, amada, cálido como el verano que despide a la primavera y le da la bienvenida al otoño, abrazado con el mío, friolento, en ritual amoroso, me devuelve el calor que el inclemente invierno, con su nieve, me ha robado, como si sintiera envidia por nuestro amor.
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de septiembre de 2013 a las 10:23
- Categoría: Amor
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: mariarl
Comentarios4
Son un sueño tus letras querido Eladio, un abrazo
que belleza de poema ese otoño que
mata el calor pero luego llega la bella primavera
y todo lo pone en su lugar
Buenas tardes, amiga del alma. Gracias por tus exquisitos comentarios. Un besote. Eladio
gracias eladio buenas tardes
Ojalá en ese sueño apareciera una mexicana. Brazos, Eladio
Muchas gracias, amigo. Hago lo que puedo para que los efectos de la ancianidad no lesionen mi mente. Un abrazote, Eladio
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