Ciñen mi esencia alas cerradas de agrias dolencias
tomo del tiempo los segundos más claudicables
vuelco mis sueños sobre penumbras borrascosas
distiendo mi efigie ante la intemperie del deseo.
Calco mis ojos en el lienzo de sempiternas lloviznas
pulo mis pómulos para promulgarlos causes eternos
de finos cristales destilando esencia de fragilidades
de las beldades transmutándose en padecimientos.
Libo el acíbar ardor de las tentaciones que auguran
desde las entrañas palpitando voraces amaneceres
desde los tormentos remojando el corazón en llaga
desde los silencios que atenazan y ahogan el sonido.
Salto al sartén aún siendo del clavel tierno capullo
clava mi pecho el puñal blandido entre mis manos
hiendo el senil espacio que expande dimensiones
brotando el caudal rozagante de la roca aridecida.
Porque el fruto del temor y del embravecido celo
es dejar en abandono toda cría hambrienta y fría
rogando silente la estrella ser crisálida de olvido
transformando la noche en azote de cada mañana.
Por: David Caceres
Managua, Nicaragua.
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Comentarios1
Siempre formidables tus versos amigo David
Saludos y amistad
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