La sabiduría comensal de una cepa.

Existe una mujer, en realidad una señora,

una colina a la orilla del mar

azotada eternamente por la calima incansable, 

acribillada por los cloruros,

desalineada por los hidrogenos.

una persona que peocura especialmente mi cuidado

y el de toda su estirpe, 

una extenuante y floral estatua,

indomita que nunca ha abandonado 

aquel lugar que le asigno algun día la vida;

una antigua citadina en senictud y de pasado indecifreble.

Resulta ser esta mujer la matriarca y lleva el nombre de Josefina,

y no es alguien más que mi abuela:

el árbol enrraizado al nucleo existencial, 

agraciado en ramas fructiferas creciendo sin cesar 

conforme al paso del tiempo.

hoy hago mencion de esa mujer, puesto que ayer menciono algo,

algo que llamo mucho mi atención,

y que al mismo tiempo de conmoverme tambien me hizo reflexionar,

dijo algo así como:

" Ay mis hijos (refiriendose a su unico legado sobre la tierra), 

que puedo hacer si todos ustedes son la luz de mis ojos

y a veces siento que se me apagan"......

Preferí quedarme callado ante esto, analizando sin comprender nada, sin sobresalto, ¿con qué cara?, sí es cierto que muchos de sus hijos andamos por ahi entre las ramas, como creaturas indefensas y sensibles andando por los terrenos lodosos: los vicios: el alcohol, las mujeres, la homeostasis, hasta en el mismo pensamiento,(en mi caso este ultimo).

¿como no atender entonces a las palabras de aquella jardinera insistente y precautoria, que siembra, cuida y riega igual a su estirpe que a sus plantas y flores?, ¿ como hacer para devolver tantas atenciones y regaños, tantas lecciones y tanta incomprensión, tanta sapiensia y tanta incredulidad; solamente con esto, con lo unico que tengo y que tal vez no valga la pena, tal vez nisiquiera sea aquello que en verdad me llena, pero no importa simplemente busco dejar consatancia del agradeciemiento y el amor que le tengo a esa señora que jamas ha distinguido entre ninguno de nosotros (la desendencia de su cepa).