Una tarde cualquiera, de improviso,
se encontraron por primera vez
nuestras miradas.
Tus ojos color miel eran tan dulces
que entibiaron mi alma de esperanzas;
los míos, dijeron sin palabras
cuánto me gustabas
Después... fue tantas veces el silencio
de estas miradas cómplices, aunadas
en un amor escondido cual tesoro,
creciendo entre la ausencia y la distancia.
El tiempo ha madurado en nuestros ojos.
Se han vuelto atrevidos, insolentes,
caprichosos, rebeldes, delatores...
Ahora, si queremos silenciarlos
sólo nos queda desviar nuestras miradas.*
- Autor: evaprestes ( Offline)
- Publicado: 30 de septiembre de 2013 a las 00:47
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 92
- Usuarios favoritos de este poema: grabra, El Hombre de la Rosa, esthelarez
Comentarios4
Bella historia de un temprano amor atesorado en el recuerdo.¡Hermoso poema Eva!Mi abrazo grandote para vos.
No fue tan temprano aquel amor, pero sí forma parte de un recuerdo, que fue tristeza mucho tiempo pero ya no duele. Un abrazo y gracias por seguirme, amiga!
Fascinante la lectura de tu poema estimada poetisa y amiga Evaprestes
Saludos desde Torrelavega de Críspulo
Gracias, amigo lejano y tan rico en letras poéticas! un saludo con todo afecto!
Me gustaron tus letras amiga Eva
bambam
¡Muy honrada por tu comentario! Te dejo mi saludo con afecto y simpatía!
"Los ojos hablan" y no saben mentir...Besos guapa. Que te quiero!!!!!
Claro, amiga, son demasiado conversadores los ojos! Y delatores, también.
Te quiero también a ti, eres una gran amiga del alma!
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