Un errante caminaba por el del cierto
Llevaba consigo una bolsa que cargaba
Sobre sus hombros y un cantimplora
Echa de cuero de animal sin agua
En su mano llevaba una vara como buscando
Agua en el me dio del cierto,
solo veía arena y el sol que quemaba su piel.
Camino hasta que su alma se derrumbo y
Callo de rodilla.
En ese momento otro hombre que venia
Con sus camellos y varias tinajas de agua
Y comida,
Bajo del animal para ayudar al pobre
Hombre casi muerto, le dio de beber
Lo hizo a recostar al lado de unos de los
Camello que Le dio un poco de sombra,
El buen samaritano le dio de comer,
El Errante le agradeció por el agua y su comida
El buen samaritano hizo con las túnicas que
Llevaba para su pueblo una carpa pasarían la
Noche ahí.
Al despertar el buen samaritano, el errante
Caminante ya se había marchado a la noche con
Sus camellos y sus tinajas de agua y la comida para
Su pueblo dejando su cantimplora vacía y su vara,
El buen samaritano junto las pocas cosas y
La cargo sobre sus hombros y empezó a
Caminar por el desierto para llegar a su pueblo
Camino por todo el día hasta desmayar de sed
Y del abrasador calor,
Pasaron las horas al despertar ya era de noche
A si que empezó a caminar sin rumbo como
Perdido. El buen samaritano pensaba porque
Si lo ayudo lo dejo sin nada, se acorruca sobre
Una pequeña montaña de arena y se durmió,
Al despertar el sol quemaba su rostro,
Ya en su delirio pensó si esa vara que tenía
En su mano era mágica a si que dijo a la arena
Que se convierta en agua y de la arena empezó
A brotar agua se arrodillo y bebió hasta que su estomago se hincho de agua, y pensó
Ahora quiero comer bajo la sombra de un
Oasis miro alrededor y ve un pequeño oasis
Con una mesa llena de comida y fruta fresca a si
Que comió hasta saciarse,
A si que pido a la vara un camello y se dirigió para
El otro lado del pueblo porque temía que lo del pueblo robasen su vara mágica.
El otro hombre que se había llevado los camellos llego al pueblo
Y entrego la comida y las tinajas de aguas a la gente del pueblo,
le preguntaron por el hombre que traía los alimentos y agua,
Solo respondió lo encontré muerto sobre su camello
Y el animal me guio hasta ustedes,
El pueblo le agradeció su buena honestidad.
El hombre dijo seguiré mi camino solo tomo una cantimplora y un poco de comida y una vara y siguió su camino pasaron los días,
El otro hombre que se había marchado se hizo con su vara mágica un castillo con Todas las comodidades como si fuera un rey,
Y se había olvidado de aquel pequeño pueblo,
El caminante froto la vara que había agarrado
Al instante todo lo que había construido aquel hombre se derrumbo.
Como un castillo de arena levanto su vara y le pidió
Que vuelva aparecer su castillo la vara sedicioso en su mano
Ahora sin nada volvió al pueblo, al llegar casi muerto la gente del pueblo lo atendió con alegría y pensaron que aquel hombre le había mentido,
El errante caminante siguió por el desierto y pensó quien será el hombre honesto a quien entregue esta vara y haga una verdadera justicia sobre su pueblo,
El pueblo tenemos ese poder y muchas veces nos equivocamos.
A quien darle esa vara para impartir justicia,
Ellos hacen sus castillos y se olvidan de aquellos que sufren hambre y sed de justicia,
por daniel h iparraguirre
- Autor: Dany H. I (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de septiembre de 2013 a las 02:56
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 531
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, esthelarez
Comentarios2
Una hermosa y bella historia en verso amigo Dany
Saludos y amistad
gracias mi amigo espero que dios lo bendiga y siga escribiendo sus hermoso poemas le agradesco por su comentario un fuerte abrazo
y saludos a su familia
Profunda conclusión
por demás atinada
el pueblo queda con nada
por regalar su misión
Saludo fraterno
gracias hermano del salvador esverdad tus palabras el pueblo el que siempre sufre , un fuerte abrazo amigo que dios lo bendiga
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