Yo tenía una ilusión.
Qué de fuerte no sería
que en si misma no cabía
dentro de mi corazón.
Pasada la excitación,
la ilusión se fue apagando.
Mi corazón palpitando,
ya no siente la pasión.
Ahora sólo la emoción
se superpone al deseo.
Un relajo placentero
da paso a la reflexión.
Tumbado en mi habitación,
rememorando mi alma
me duermo. Llega la calma.
Y aquí acaba la función.
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de octubre de 2013 a las 08:48
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 57
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Que razón tienes!!! Me gusto leerte. Un saludo
Grata la lectura de tu poema de espiritual amigo Donaciano Bueno
Saludos de Críspulo.tu amigo
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