Luego de la misma jornada, en delirio,
Me envuelven las cosas
Que alimentan y tiñen el alma,
Que le forman y deforman
Que le dan guerra y alivio.
Tú ya lo sabes, muchas veces
Me lo has leído;
La soledad, el desamor, el silencio,
La noche que cae.
Estas cosas en que tanto muero y escribo.
El olvido que fornica las horas,
Las angustias que vienen y van
Sin encontrar sitio
Y el desvelo, maldito y acabado desvelo
De no encontrarse ni uno mismo.
En instantes como estos
Es cuando mas te amo
Y cuando más te agonizo.
(Parece que sobre mi cabeza se cayera el techo
Y hacen sortilegios las moscas que vuelan sin encontrar destino)
Alucino cosas sin sentido
Como cielos purpuras amaneciendo de repente
Y tú amaneciendo conmigo.
Pero vuelvo a la realidad
Y frente al espejo, de mi,
Me lloro y m rio.
Quisiera deshacerme de esto que me consume;
De esta nostalgia tan tuya,
De este sentimentalismo tan mío.
Volar lejos, apartado,
A un lugar de veras oscuro,
De veras solitario y escondido,
Y solamente ahí caer sobre mis rodillas,
Gritar bien alto tu nombre
Y ponerme a llorar como un niño.
Desahogar por fin este dolor acumulado,
Este sollozar envejecido.
Entonces volver a mi casa purgado de ti,
Callado, limpio
Y que me reciban en mi puerta
Las cosas que tú sabes,
Que me has leído tantas veces;
La soledad, el desamor, el silencio,
La noche que cae.
Estas cosas en que tanto muero y escribo.
- Autor: santiago calderon ( Offline)
- Publicado: 9 de octubre de 2013 a las 00:47
- Comentario del autor sobre el poema: este poema se me lleva un trozo de mi.. espero les guste
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 85
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy gratificante y generosa la lectura de tu genial poema amigo Santiago Calderón
Abrazos de sincera amistad de Críspulo
El Hombre de la Rosa
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