De tu cabeza fría a la que
La noche le arrancaba misterios,
De esa piel apretada y salada
Que envolvía en mis manos;
De la sangre derramada,
Del sudor exprimido,
De la visiones en comunión,
Y los planes, y de todo
Lo que nos alcanzaba para llenar
Los minutos previos al amor.
De la carne y del esqueleto,
Del alma, de esa alma incolora
Que te delineaba, y de tus espectros,
De la tierra, de esa tierra sin paz
Que habita desde lo sano hasta el infierno
De mis ganas que atentaban,
Terroristas, a los confines de tu cuerpo.
De las sonrisas que nacían limpias,
Como fuentes de agua; puras y cristalinas,
De lo que nos habita en el recóndito miedo
De la oscuridad trémula, de esa distancia
Que hay entre pezón y pezón
Y de tu ombligo a tu sexo.
¿Que nos queda de la galería de momentos?
Que nos queda, si es que algo puede caber
O si es que algo puede quedar
En el medio exacto del ruido que provoca la pasión
Y del olvido convertido en silencio,
¿Qué te queda?
De lo que ayer fuimos y nunca más seremos.
- Autor: santiago calderon ( Offline)
- Publicado: 10 de octubre de 2013 a las 04:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Gotitha de miel (Yoki)~BAR LITERARIO
Comentarios1
Gratificante y hermosa la lectura de tu bello poema amigo Santiago Calderón
Saludos desde España de tu amigo Críspulo
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