Hombre que caminas silbante,
que recoges abrojos y migajas de pan;
hablas con las bestias y hierbas silvestres,
caminando sin miedo y sin girar atrás.
Te entregas a Morfeo en rincones inocuos
cuando la tiniebla se dispone a reinar;
alimenta tu cuerpo lo que cede la tierra,
y te abres caminos entre la oscuridad.
Eres alma libre de este pragmático mundo,
no te ciñes a las normas de la sociedad,
jamás llevas un breviario forzoso,
despiertas al alba tan sólo a caminar.
Aceptas dádivas de generosos hombres,
y percibo gratitud por los dones tomados;
recoges los despojos que vierte el pueblo
para intercambiarlos por algún bocado.
Nadie sabe lo que tu mente concibe,
por veredas y calzadas deambulas en soledad;
eres vagabundo con sus manos libres,
ensimismado en tu peculiar felicidad.
Alberto Morales Ureña
Derechos de Autor
- Autor: Alberto Morales Ureña (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de octubre de 2013 a las 12:08
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 55
Comentarios2
Tienen razón tus letras: En varias ocasiones miro a estos vagabundos y hago oración por ellos, y otras veces el corazón se me congoja, realmente siento una infinita tristeza por ellos, pero un día un sacerdote me dijo, ellos son felices en su mundo.. pero no creo ellos sufren como cualquier mortal:: saludos
Así es, algunos que no comparten las misma realidad mental que nosotros.
Sin embargo creo que existe algún tipo de sufrimiento en estas personas, algo que les obligó a apartarse de las filas de la colectividad
Interesante...la vida de los vagabundos, yo creo que allí podemos encontrar de todo, los que son desdichados pero también los que son felices así, sin observar ninguna clase de convencionalismos ni preocuparse por bienes materiales.
Saludos amistosos de
Peregrina
Muchas gracias por tu comentario; es muy cierto que a veces somos mucho más esclavos nosotros hacia la sociedad, que ellos de sus locuras
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