En un intento de amarla
se desvaneció como humo en la ventisca.
Altero mi sien y hoy,
en el tiempo y distancia, es una sombra de todo aquel.
Sembré un campo de amor por ella que vencido
sin remedio estoy obligado a podar.
¡Ja! la adoraba como no hice antes.
Sin embargo se enfrió la taza de café que la esperaba con la mañana.
Y mi clavel rojo de su amor, en agua se marchito.
Ese cardenal, inspirado para el canto,
se voló del alto de una rama.
Y bebí el café frio.
Y guarde aquel clavel marchito en un poema.
Y espere cantar al cardenal.
Más el trovador ya no estaba.
Ya se había ido. Ya se iba volando.
Vio el cielo y se quiso marchar.
- Autor: Damian Santarossa ( Offline)
- Publicado: 23 de octubre de 2013 a las 12:26
- Categoría: Amor
- Lecturas: 77
- Usuarios favoritos de este poema: Charly Black., Yolanda Barry, El Hombre de la Rosa
Comentarios2
que triste momento amigo,esperar en vano,un fuerte abrazo,un gusto leerte.
Gracias por pasar Yolanda. Saludos
Muy bella la lectura de tu hermoso poema amigo Damian Santarossa
Saludos y amistad de Críspulo
Gracias señor. Saludos
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