Y no canto el cantor

Damian Santarossa

 En un intento de amarla

se desvaneció como humo en la ventisca.

 

Altero mi sien y hoy,
en el tiempo y distancia, es una sombra de todo aquel.

 

Sembré un campo de amor por ella que vencido
sin remedio estoy obligado a podar.

 

¡Ja! la adoraba como no hice antes.

 

Sin embargo se enfrió la taza de café que la esperaba con la mañana.

 

Y mi clavel rojo de su amor, en agua se marchito.

 

Ese cardenal, inspirado para el canto,
se voló del alto de una rama.

 

Y bebí el café frio.
Y guarde aquel clavel marchito en un poema.
Y espere cantar al cardenal.

 

Más el trovador ya no estaba.
Ya se había ido. Ya se iba volando.

 

Vio el cielo y se quiso marchar.

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Comentarios +

Comentarios2

  • Yolanda Barry

    que triste momento amigo,esperar en vano,un fuerte abrazo,un gusto leerte.

    • Damian Santarossa

      Gracias por pasar Yolanda. Saludos

    • El Hombre de la Rosa

      Muy bella la lectura de tu hermoso poema amigo Damian Santarossa
      Saludos y amistad de Críspulo



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