"CREACIÓN OBRA REDENTORA"

La Pluma y Mi Alma

(Autor)

Se oyen, ruidos, cantos y gritos;

Suscitó de un escándalo me parece,

No es nada malo, pues no existen los malditos,

¡Qué miro, todo se está extendiendo y todo crece!

¡Madre Tierra qué estoy mirando!

Es un abismo entre colores gris y blanco,

Un ocaso brillante azul celeste enfocado,

No, no crean que estoy loco.

Pareciera ser psíquico o más que toda ciencia,

Dejen que siga mirando, que quiero explorar,

No critiquen lo que digo, tengan paciencia,

Que lo que miro, todo se puede explicar.

Se escucha un estruendo,

todo está cambiando,

un objeto no identificado volando.

¿Miedo? ¡No! Pues no está espantando.

¿Qué es? no lo sé, pues aún sigue volando.

¡Madre Tierra, una voz estoy escuchando!

Y en el vacío, aquel abismo, está cambiando,

No de color, tan solamente se está llenando,

Y el objeto sigue volando, pero está hablando.

¡Uy! Quién soy yo, que no entiendo,

 no creo estar soñando ni de

mente estar enfermando,

tampoco creo estar alucinando,

por todo lo que estoy mirando.

¡Hagan pausa, tengan calma,

que se despedaza mi ser!

Hay un gran dolor en mi alma,

Parece que voy a fallecer.

Se desprende mi ser,

Porque el objeto que vuela y habla

se apropia de mi alma

y nada sin él puedo hacer.

Caí, y en profundo sueño,

hálito nuevo de mí salió,

algo extraño de mí ser se adueñó

a quien, el mismo que volaba, un nombre le dio,

varona o mujer, así era como se llamaba.

¡Ah, rüah Ish´mon  Alhá, que estoy mirando!

¿Era ese el tanto ruido, por el estruendo?

Aquella voz del que hablaba, recitó augurando,

Es tuya, carne y huesos de tu cuerpo

es lo que estás mirando.

¿Madre Tierra, quién me está hablando?

Rüah ´ Alhá  es quién me habla y está enseñando

Todo lo que oigo y mis ojos mirando.

¡Por Alhá, el Dios Supremo, aún sigo durmiendo!

Despiértame que quiero seguir explorando.

¡Oh Dios, qué bella carne y hueso de mi cuerpo!

¿A caso debo de pagar el precio?

Dime Dios que me siento cuerdo,

Pues creo que vivo sin sentirme necio.

La voz aquella, siguió diciendo:

Sigue caminado y goza de lo que estas mirando,

¿Dije, acaso soy digno de lo que estáis diciendo?

goza dijo y sigue caminando.

 

Grillos y aves cantan, en el soneto del viento,

Me anuncian la primera noche,

del acompañado encanto,

¡Hubiera sabido, que sería reproche.

En la siguiente penumbra,

 de un inesperado duelo,

llegó el día en que nada alumbra,

porque Rüah ´ Alhá  alzó su vuelo.

¡Por los espíritus malignos!

¿Qué ha pasado, por qué me ha dejado?

¿Acaso de lo recibido, no soy digno?

¡Ah, se me había olvidado!

Del bien y del mal su fruto había probado,

Del cual no estaba aprobado.

Huyendo me fui, y entre hojas

con ella me escondí.

¿Era carne y huesos de mi cuerpo

La culpable de lo que sufrí?

Quizá la serpiente, de aquella noche,

quien a la verdad nunca vi,

fue por ella, que todo se volvió reproche,

desde entonces lo que conocí

no ha sido igual en Mí, todas las noches.

 

¡Otra vez, miro al mismo, y oigo de él

una voz más fuerte que me llama!

Entre viento y fuego que soflama.

Me busca, y como si no supiera,

a quien busca y a quien llama,

en dónde escondido estuviera.

Por todo lo sucedido,

Grandes privilegios se han perdido,

árboles gigantescos,

con jugosos frutos nutridos,

 pájaros y flores de hermosos coloridos

vertientes y manantiales, fluviales ríos y mares,

animales mansos del campo, de los mares

 y del cielo, si, así es, todo ello se ha perdido.

El Tigris y el Éufrates, ríos con muchas riquezas,

por el mismo pecado, todo eso se ha quedado,

 para el que con grande realeza,

su cuerpo en sacrificio haya dado.

¿Queremos con Él tener riquezas?

Por un lado dejemos el pecado

y por el otro la abominación,

viniendo a Dios entregados,

con humilde corazón,

dejando la rencilla,

el odio y el rencor.

Dios nos quita la mancilla,

haciéndolo por amor.

 

Lo que más a él le agrada,  

que dejemos de pecar,

y con nuestra vida consagrada,

le vengamos a confesar,

y el alma, y el espíritu, y el cuerpo,

como ofrenda en sus manos entregar.

Sanemos corazones heridos,

y anunciemos el mensaje

de la reconciliación.

Perdonemos si somos ofendidos,

amando al peor enemigo,

dando paz y también amor.

El Señor, su nombre es Jesús,

quién dio su cuerpo en sacrificio vivo,

con mucho dolor en la Cruz

sanó al enfermo, vendó al herido

liberó al oprimido,

y dio libertad al cautivo.

 

Y a nosotros ejemplo mismo,

anuncio agradable

del amor de Dios nos dio,

haciendo su obra inefable

por amor a él mismo,

de todo mal nos limpió,

y con Dios nos reconcilió.

 

¡Bendito Padre, Bendito Redentor,

Santo Espíritu Consolador, líbrame del mal

Y de ser un pecador!

 

El origen de todo ser viviente es el mismo creador Supremo. Dios es el Padre de Jesús y Él es el Redentor y Salvados del alma. 

Desde el corazón del poeta del alma.

Copyright 28/10/2013.

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