Nadie sabe como ha sido,
nadie sabe cómo fue,
de aquí partió una mañana
y nunca pudo volver.
Proclamaba por los caminos
que amaba a la humanidad,
y lo que siempre buscó,
no lo encontró jamás.
Seguía sendas pequeñas,
montes sin escalar,
se inventaba veredas,
que nadie volvió a pisar.
Él se alejó de su tierra
para el mundo a caminar,
y en el corazón de nadie,
pudo su nombre tatuar.
Era un hombre invisible
que a nadie le interesó,
por el mundo caminaba
y ni una huella dejó.
Fue un hombre que no tuvo
ambiciones de triunfar,
trabajaba para sí,
no tenía a nadie más.
El mundo no recuerda
a ese hombre que pasó,
lo recordaba su madre,
pero también ya murió.
No tuvo hijos,
ni siquiera un siquiera un furtivo amor,
y el único amigo que tuvo,
era Dios nuestro señor.
En él la huella profunda
de un hombre con soledad,
le acompañaba cuando iba
buscando siempre . . .
¡qué importa ya!
Alberto Morales Ureña
- Autor: Alberto Morales Ureña (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de octubre de 2013 a las 13:54
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 54
- Usuarios favoritos de este poema: Marisol-coincidir, El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Es reflexivo... le cabría a muchos NOS cabría a muchos... pasan los segundos y sigo pensando en cómo decir lo que me hizo sentir leer lo que has publicado... solo queda en mí el silencio interrumpido por un hondo suspiro... gracias
muchas gracias amiga por tu opinión, es verdad que a veces las personas dejamor ir la vida en nada
Sabio placer entretener mis ojos con la hermosa lectura de tus letras estimado Alberto Morales 😆 😯 🙂 🙄
Abrazos de sincera amistad.
El Hombre de la Rosa
Muchas gracias amigo, saludos
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