La Armadura de Yahvé.

Black Lyon


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No todos mis escritos son poemas, y no todos mis poemas están registrados. (safeCreative) Por lo tanto, son regalos de mi alma para ti. Úsalos y medítalos sabiamente. Black Lyon

 

La Armadura de Yahvé.


Pater Noster...

 

"Me vi entonces en un plano libre de toda alma humana. Me paré con fuerza, cerré los ojos, y un viento acérrimo y gélido golpeó mi rostro, cambiando mi semblante como el de un guerrero listo para la batalla. En mi mano izquierda, con vehemencia empuñaba un mandoble con extraños grabados. Era mi única arma... Mi pecho estaba descubierto, y entre murmullos, sabía que tres demonios me atacarían. Tenían ya, el permiso de lastimarme. Tuve miedo. Por mi espina, el sudor de la muerte recorría sin porfiar, preparando mi templo, para combatir aquellos espíritus malignos.

 



Sin más tardanza, sentí al primer demonio agarrar mi antebrazo izquierdo, aquel que empuñaba mi arma. Sentí como sus garras me arañaban mi extremidad. No podía verle, pero podía sentirle cerca. Al saber donde estaba, mi puño derecho buscó entre el invisible rostro hirsuto. ¡Por Dios! En realidad estaba luchando contra un demonio. Después de percibirlo, agarré su antebrazo izquierdo para inmovilizarlo, quedando entonces, forcejeando ferozmente por la espada. El demonio se enfocaba en mi arma, quería que estuviera inerme. Logré darle un golpe al rostro, pero eso lo enardeció más. ¡Logré hacerle daño! Adquirí entonces más valor, al saber, que tendría alguna posibilidad. Aconteció que, el demonio utilizó toda su fuerza en mi brazo izquierdo, logró voltear la espada hacia mí, con la punta directamente al corazón. Al ver mi vida en riesgo, empecé a gruñir de la impotencia, frenando la estocada. Grité, y con lo último de mis fuerzas empujé al demonio y en cuanto me vi libre, no dudé en partirlo a la mitad con la espada. ¡Jamás me había sentido tan poderoso! La espada no era de este mundo, pues cortaba el viento con una fina sutileza



.

Jadeando, agitado, con el corazón taquicárdico; Sabía, que faltaban otros dos por vencer... Mi pseudovictoria duró poco. Volví a sentir, pero ahora eran dos presencias... ¡¿Cómo iba a vencerles, sí mi fuerza estaba desgastada por luchar con un demonio?! Me sentía endeble.




Los demonios me empujaron con ímpetu. A mis posibilidades, pasé un buen tiempo golpeando el aire, sin acertar ni un solo golpe. Se movían a mi alrededor, escuchaba sus murmullos... Me estaban cansando...

 

 

 


Me di cuenta, que no podría solo, por lo tanto, por irónico que parezca en mi persona, me sentí con fe. Miré al cielo azul, claro, fresco y apacible. Levanté mi frente junto con mi espada, la extendí al cielo y grité a Yahvé < ¡Señor! ¡Tú sabes que no puedo solo! ¡Estos demonios han venido por mi alma! ¡Ayúdame pues, oh gran Yahvé Dios de los ejércitos, a vencerles!> De pronto, el cielo era todo luz, acuciante, cegadora en su totalidad. Descendió lentamente con el brillo del sol, la armadura de Yahvé. Me aproximé a la luz, estiré mi mano y toqué la armadura dorada. La armadura se transformó en luz, luz que fue absorbida por mi cuerpo. Grité nuevamente <¡Me he puesto la armadura de Yahvé! ¡Nada visible o invisible puede tocarme ahora!> Con la fuerza de Dios de mi lado, y la fe en mi corazón, apreté fuertemente mi espada, que ahora, como fuego relucía. Sin saber en donde estaban los demonios, hice dos movimientos y en dos tajos, sentí como cortaba aquellas pieles que parecían indemnes. Se esfumaron las presencias. Estaba solo de nuevo, pero, con la convicción que de ahora en adelante, soy portador de la luz de Yahvé y tengo su armadura, con la cual, podré enfrentarme sin temor a cualquier destino fatídico."





BL.




 

  • Autor: Sir. Black Lyon (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 31 de octubre de 2013 a las 01:11
  • Comentario del autor sobre el poema: De lo onírico al lienzo de sus mentes. Un gran sueño de revelación en tiempo de tribulaciones para un H:.M:.
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 28
  • Usuarios favoritos de este poema: Black Lyon, Sophia Sea
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Comentarios +

Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Me lleno de poetico sabor la bella lectura de tu genial prosa amigo Black
    Saludos de amistad de Críspulo



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