Una cuenta pendiente III - Relato

Héctor(micorazón)

ALLÍ ESTABA ÉL.... ALLÍ ESTÁ ÉL...

Estaba yo de camino al trabajo eran cerca de las 0 5; 30 de la madruga, cuando lo encontré, al principio me sorprendí porque al verle de lejos pensé que era un desconocido y como es obvio por la mala facha que traía imagine que tendría un serio problema frente a mí, pero ya de cerca, allí estaba, era él, y también en su rostro estaba esa risa que fácilmente reconocía y le dije:

- Ya vienes haciendo tus majaderías.

-Ja ja ja ja ja , (soltó una carcajada y dijo) nañito ya cobre mi plata.

Entonces me relató paso a paso como había caminado esas seis horas hasta él, como lo había esperado y dado muerte sin sentir un ápice de remordimiento dentro de sí.

 

Han pasado tantos años, y la vida pareciera estar cobrando cuentas, aquel hombre.

Día tras día va deseando que la muerte le tome entre sus brazos y le libre finalmente de una vida que le asquea, de sus cinco hijos, no le ha quedado ni uno, está demás decirte como han ido muriendo,  y tras el sufrir el abandono de su esposa, cada mañana con pocas fuerzas se levanta con el deseo de haber tenido un "mal sueño" como bien dice él mismo, y ver ante sus ojos otra realidad.

Sin embargo, la realidad que espera es solo un sueño y para su asombro todo es una verdad innegable e ineludible hallándose solo en casa después de haberla compartido con su esposa e hijos, recuerdos tras recuerdos pasan los días y ha sentido como sobre él cae una incesante lluvia de desgracias. Ha tenido una larga vida por así decirlo, pero, tan vacía, tan carente de afecto y de sentido, sin anhelos de dichas ni fortuna, sino solo las huellas que han quedado para recordarle que nada ha sido casualidad.

 

Entre lo que se dice y lo que se hace,

es bueno recordar que hay una brecha,

y después de uno hacer lo que le place,

del futuro despierta una sospecha.

 

Aunque a veces el tiempo se aplace,

después que la semilla a tierra se echa,

llegä en su momento el desenlace,

y lo que se ha sembrado, se cosecha.

 

Escoge la semilla que sea buena,

para que la cosecha traiga consigo,

el gozo del trabajo y no la pena.

 

Recuerda que Jesús dijo mi amigo:

has con los demás para vida plena,

lo que quieres que ellos hagan contigo.

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