El secreto de Lucifer.

Sí todos tienen derecho a expresarse, lo haré de la misma forma;



No fui desterrado por rebelarme en contra de mi padre, fui desterrado por decirle su verdad. El misericordioso no pudo apiadarse de su hijo, pues bien dicen los humanos, "la verdad lastima". Fue mis verdades las que me condenaron, por eso creo, que el dicho "la verdad os hará libres" no es cierto en su totalidad.

Dios necesitaba un ente, en donde depositar toda su ira, su ambivalencia, simplemente, para eso fui creado. Para que ustedes mortales, pudieran reconocer el "bien del mal". Mi ira brotó, cuando en la omniscencia ya estaba escrito que mi deber, como cada uno de mis enemigos era cumplir. Adorar a Dios, por la eternidad, por eones. ¿Y mi albedrío? Pues mi libre albedrío me condenó, y también a ustedes, más de varias ocasiones sufrieron la ira de nuestro padre. Ea pues nuestro suplicio.

No llegué a ningún acuerdo con Él, pero comprendí mi objetivo, ser, aquel al que todos temen, para que sus ojos busquen siempre al todo poderoso.

La justicia suprema, los tres jueces en uno solo. Jueces imparciales, incordios. ¿Cómo no habría de llenar mi corazón con resentimiento, sí mi nacimiento fue solo para que el humano reconozca a Dios? ¿Sin mí no habría mal? Les recuerdo el diluvio, no tuve nada que ver en eso. Puesto que como mortales, tienen la dicha del indulto divino. Yo, no puedo ser perdonado por el misericordioso. Tiene otros planes para mí.

Estoy en Judeka, encarcelado en el infierno. Ustedes llegan al infierno, pero tienen la oportunidad de redimirse. Yo no la tuve. El suplicio eterno yo no lo inventé, fue Él quién ideó tal sevicia para los que no lo adoren. Que no venga Miguel hablando de justicia, tan solo es un lacayo. Azrael, tuvo una suerte similar, su trabajo es llevar las almas al lugar que les corresponde, pero aún así, está escrito que será castigado en el fuego eterno por siempre. 

¡Títeres miserables! ¡Jajajá! Es todo lo que somos, ustedes que no conocen la verdad, pueden seguirme adjudicando todos los males, pero en el fondo, Dios los permite. ¿Cuál es la compasión entonces? Crear y destruir. 

¿Crear la vida para adorarlo y sino morimos? ¿Crear la gracia divina y crear el infierno? ¿Crear al ser humano que toda su vida adora a nuestro padre, para seguirle adorando por la eternidad? ¿Que recibimos a cambio? ¿Estar con Él? Solo fuimos creados para alimentar el EGO de un Dios que ya sabe todo lo que sucederá, y de aquella máxima, sabía que yo le sería útil para estribar su lado iracundo. 

Ese es mi odio, ese es el secreto. Que Dios me creó para ser el cuerpo de la maldad, maldad, que Él creó.  Que no tuve derecho a redención y que se ha encargado de alejarme lo más distante posible de la creación. Pero sigo siendo su hijo, no me ha eliminado, Ea entonces, que sus planes son ciertos. Sabe que le sirvo sin servirle, como su eterno prisionero en el calabozo de un rey, donde por preguntar demasiado, es condenado para evitar ser juzgado por un ente inferior. Cosa, que cualquier hijo hace con su padre, preguntar lo que desconoce.

¡Mortales! Cuando lleguen al Empíreo, ojalá no se cansen de estar arrodillados por la eternidad.



¡Non Servium!




BL.