Junto al añoso marco
de mi ventana,
en minúscula grieta
que dos viejos ladrillos
recios amparan,
humilde hierbecilla
de verdes luces
ha crecido inocente:
criatura gestada
por las lágrimas tiernas
que una nube piadosa
sobre el ajado muro
derramó un día.
Sus hojuelas alegres
bailan al viento.
Y, cuando el sol las baña,
parecen esmeraldas
trémulas y convulsas
en su intemperie.
Con su verdor chispeante
a la pared caduca
dan, generosas,
un jubiloso toque
de nueva vida.
Cuando desde el alféizar
yo las contemplo,
en mi mente se alumbra
un interrogante:
Ese brote nacido
en rocas ruinosas
¿será acaso presagio
de que aún en los seniles
y ya postreros
años de un pobre anciano
puede surgir acaso
algún verde destello
de una ilusión radiante?
- Autor: Alberto Moll (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de noviembre de 2013 a las 14:20
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 97
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Sí señor! Con total seguridad yo se lo afirmo y garantizo!
No hay edad para el asombro y la contemplación.
Así como...
dos viejos ladrillos
recios amparan,
humilde hierbecilla
de verdes luces...
usted mismo lo ha dicho... en la ancianidad de los ladrillos se reprodujo la floreciente vida!
Y así el mundo nos sorprende con sus causalidades ("criatura gestada por las lágrimas tiernas que una nube piadosa sobre el ajado muro derramó un día") que nos irán cambiando nuestras vidas.
Es el milagro de la Existencia, el asombro y la Sabiduría...
Abrazos transatlánticos argentinos.
Muchas gracias por su generoso y optimista comentario. Ojalá en los años que nos queden de vida a los que ya hemos entrado en "la tercera edad" todavía nos broten algunas hojas verdes (como al viejo olmo en el hermosísimo poema de Antonio Machado, ¿lo recuerda?)
Abrazos desde esta España que también atraviesa tiempos difíciles como su noble patria en los últimos tiempos.
Estimado poeta:
Estoy pisando los 60, que no es poca cosa... Eso, empecinadamente -y no por intentar el engreimiento de ser eterno- todos los santos años, desde hace más de 30, no quita que, los primeros días de Noviembre, no vaya a rendir la prueba anual obligatoria de natación para todos los Guardavidas certificados de la Argentina, ni tampoco me quita el orgullo de enseñar buceo deportivo en mi escuela de buceo en la ciudad de La Plata.
Y salvo que el Gran Jefe de Todo disponga lo contrario, seguiré nadando, buceando, escribiendo poesía, andando en motocicleta, soldando "fierros", llevando a cabos nuevos proyectos, construyendo en mi escuela, imaginando nuevos inventos y, sosteniendo -y por lo tanto, continuando en la búsqueda- que el estilo más rápido de natación todavía no ha sido creado.
Y qué quiero decir con ésto? Bueno, que estos son los "brotes de hojas verdes" a los que usted se refiere! Mi abuelo murió a los 99 años, porque se lo llevó una neumonía, pero, si no fuera por eso, hoy, a los 129, todavía se levantaría a leer el diario, estudiar matemáticas y dar clases de inglés; y si sus piernas hubieran tenido fuerzas, seguiría yendo al centro de su ciudad a tomar sus cafés y piropear a las chicas, diciéndoles:
- Epa! Si las vías del tren son tan lindas... cómo será la "estación"???!!!
(Una grosería de parte de él, pero, a su edad, estaba todo disculpado!)
En resúmen... Nada tiene que ver la edad, amigo. Si la juventud eterna la tiene en su espíritu, cada mañana, al levantarse, junto a sus "amigables" dolores de espalda, piernas y articulaciones, que le recuerdan la maravilla de estar vivo; o en su desayuno, junto a la "ensalada" de medicamentos que debe tomar; o cuando necesita su bastón para apoyarse; o cuando espera pacientemente que le vengan a empujar su silla de ruedas... en cada una de esas veces, florecerá una nueva primavera juvenil en su alma, mi estimado amigo. Y su árbol seguirá siendo tanto o más frondoso que en su juventud, dando la sombra y el ejemplo a tantos jóvenes vagos, viciosos y quejosos, que ya tienen la senilidad instalada en sus corazones.
Es cierto lo que usted dice de nuestras patrias... Al igual que nuestra civilización, ellas se caen a pedazos. Pero, así y todo, tal como dice el escrito Desiderata, "sin duda, el universo se desenvuelve como debe".
Que cada uno de nosotros haga lo que crea correcto y estaremos en paz.
Un abrazo para usted y los suyos.
Estimado compañero: Mi más incera felicitación por la animosidad y el entusiasmo que conserva a su edad (que es unos 12 o 13 años menor que la mía). ¡Que conserve por muchos años más esa fuerza vital para que llegue a la edad de su abuelo con todas las facultades!
Y muchas gracias por el aliento y la energía que me transmite en sus calurosas palabras. Sí, muchas gracias, porque debido a mi temperamento y a las circunstancias de mi vida, yo tiendo inevitablemente al pesimismo. Así que una "inyección" de optimismo nunca me viene mal. Repito, gracias.
Un abrazo también para usted y los suyos.
Tender al pesimismo es una condición humana tal como ser rubio de ojos celestes. Ser depresivo suele ser -la mayoría de las veces- una deficiencia orgánica (creo que es nivel bajo de litio) que se compensa con medicación. Pero el pesimismo, a mi humilde parecer, es no tomar conciencia ni aceptar las idas y vueltas normales de la vida.
Eso me hace acordar a la multiplicación de signos en Matemáticas...
+ x + = +
- x + = -
+ x - = -
- x - = +
Llevando estas operaciones a ideas filosóficas, me daría el siguiente significado a mi "ecuación":
Un optimista con ideas optimistas tendrá el obvio resultado de una vida plena de optimismo.
Un pesimista que tenga la buena fortuna en la vida pero que no sepa apreciarla, dará un resultado negativo en sus acciones.
Lo mismo, alguien que tenga "buena vibra", pero que todo le salga mal, podría desencadenar en una mala situación, cosa que estimo que debe le debe haber pasado a nuestro genio de la Medicina, el Dr. René Favaloro, que terminó suicidándose, en un desperdicio total a la Humanidad.
Y por último, un pesimista, al que todo le sale mal, lo puede hacer descender tanto en sus condiciones de vida, que, muchas veces, suele ocurrir el milagro de hacerlo reaccionar y descubrir una nueva vida, despertando de un largo letargo en la inacción de su existencia y haciéndolo vislumbrar un nuevo horizonte de esperanzas.
Con respecto a lo que usted me cuenta: "debido a mi temperamento y a las circunstancias de mi vida, yo tiendo inevitablemente al pesimismo", me resulta interesante y destacable la frase: "debido a mi temperamento", porque está reconociendo un defecto inherente a su personalidad, y si lo reconoce, está en su decisión y voluntad poder doblegarlo, sin necesidad de poner de escudo la excusa de "la edad", porque, y usando sus propias palabras "Ojalá en los años que nos queden de vida a los que ya hemos entrado en "la tercera edad" todavía nos broten algunas hojas verdes".
Y con respecto a las circunstancias de la vida, si bien no las conozco y tampoco tiene porqué decírmelas, dado que no me conoce, quizás sean miles de millones de ejemplos (incluyéndome en algunos puntos negativos que me ocurrieron) en que suceden cosas negativas en nuestras vidas que nos podrían sumir en la desesperación y el desasosiego. Por supuesto que va a depender de nuestro temperamento saber sobrellevarlas! Y si nuestro temperamento no es el ideal, dependerá de nuestra animosidad por llegar a ser felices para lograr cambiarlo...
Y cómo cambiarlo? Mire... la mejor manera es seguir ejemplos de personas que la pasaron o la pasan REALMENTE MAL. Le dejo un par de links de videos, que le podrían servir para entender qué trato de decir:
http://www.youtube.com/watch?v=8QU2AZEbgcg
http://www.youtube.com/watch?v=od2lg1ZC20s
Un abrazo transatlántico, amigo.
El Edu.
Excelente y gratificante la lectura de tus bellas letras amigo Alberto Moll
Un fuerte abrazo de amistad
Críspulo el de la Rosa 😆 😆 😆
Agradecido siempre a tus amables y elogiosos comentarios.
Un abrazo
Alberto
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