El abuelo se dormía en los bancos de los parques,
no quería hacerse viejo,
decía que no era elegante.
Con su colilla en la boca y en las manos unos guantes,
se le iban amontonando los años...
que le perseguían por todas partes.
El abuelo solía pisar las hojas secas caídas del otoño,
(a el le gustaba el crujir que hacían al romperse).
Se le hacían eternas las lánguidas tardes de Noviembre.
El abuelo amaba la Navidad...
y siempre quería que fuera Diciembre.
Mi madre me decía que a las seis,
el siempre se ponía su pijama,
se bebía su vaso de leche y les decía...
¡hasta mañana!,
Pero mañana fue un largo camino oscuro,
con una luz que brillaba a lo lejos.
El abuelo quedo dormido en los parques de los cielos,
sin haberme dado un beso.
Y en los parques a veces lloro
cuando siento el calor de sus brazos,
es como si se sentara a mi lado,
porque noto su olor a tabaco.
Y veo a los niños que apuran sus horas de juego
y a las parejas que mimosas se besan en secreto.
Mi madre me habla a veces de el,
en el triste solsticio de su vida,
y me cuenta historias de antaño,
que al recordarlas siempre le hacen daño.
Recuerdo la figura del abuelo,
como alegre sombra en mi pasado
y a las palomas, que inquietas y altaneras caminaban a su lado.
Al abuelo que nunca conocí...
a mi viejo amigo desconocido.
Ocsirnaf. 2/11/2013
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Autor:
Fran Martinez (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 2 de noviembre de 2013 a las 07:43
- Categoría: Familia
- Lecturas: 145
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Offline)
Comentarios5
Gracias Montse.
Un homenaje a tu abuelo... excelente!
Gracias Eric.
Al morir...morira con nosotros el niño que fuimos,
el padre, el amigo y tambien el abuelo.
Es un homenaje en si a todas las personas que llevamos dentro en determinadas partes de la vida.
Saludos.
Gratificante la lectura de tus bellas letras de amor familiar amigo Ocsirnaf
Un fuerte abrazo de amistad
Críspulo el de la Rosa
Gracias apreciado amigo mio. El amor de la familia es lo mas importante que uno tendria que guardar en el corazón.
Un enorme abrazo maestro Crispulo.
Muy lindo poema amigo, es una pequeña historia, una de esas que hemos visto en las calles. Que uno recuerda con cierta melancolía, porque uno se apega a esos rostros cotidianos de camino al trabajo o a la casa. He recordado mucho con este poema tuyo.
Saludos de amistad.
Gracias de corazón por leerme.
La propia figura del abuelo, ya de por si es tierna.
Hay montones de historias impregnadas en la pintura de los bancos,
en los bordes de las esquinas, en el polvo de las piedras, en la incondicional sonrisa de un niño que te mira, o en las arrugas de la piel que dibujan los años.
Un abrazo.
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