El abuelo enseñó sus recuerdos
Y nosotros no reconocimos sus glorias.
Evocó sus hazañas y no levantamos sus alas,
nos dispuso en pleno sus memorias y escondimos nuestros rostros,
quiso tomarnos de las manos y sumergirnos en su mundo mágico,
pero no, miramos sus arrugas y las manchas talladas de su piel de celofán e ignoramos,
asentimos, pero sin valor, sin fuerza y él lo notó,
discurrió los horizontes, escarbó con cierta prisa, sus papeles viejos, teñidos de tiempo, para tratar de inventar como emocionarnos, como llorar con nosotros, o reír, tal su recuento.
Dirigió sus ojos para pegarlos a los nuestros y preñarnos de su ilusión,
pero no encontró respuesta, estaban tan turbios los nuestros que no percibieron su encanto.
Ven abuelo mécenos entre tus dulces melodías,
nos interesan tus himnos y tus voces de aliento.
Ven abuelo discurre tus estampas matizadas de polvo
y gocémonos en tu artilugio del tiempo.
Quita el calzado de tus pies eternos
y que aún ellos nos cuenten de los surcos que abrieron,
no importa que palpiten, que se discurran de miedo,
hay amor en nuestra alma para perfumar su ruego.
Y si, marcaste la esencia de nuestro existir, ¡vales abuelo!
¡Y si, hay una insignia de valor en tu pecho!
Hay fuerza en tus huellas y poder de verbo,
Y un día cuando las estrellas absorban tu silueta,
no dolerá porque aquí te llevaremos dentro…
- Autor: Antoniocas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de noviembre de 2013 a las 14:25
- Comentario del autor sobre el poema: Experiencia vivida al encontrarme un día con un abuelo muy especial.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy agradable la lectura de tu hermoso y genial poema amigo Antoniocas
Abrazos de sincera amistad
Críspulo el Hombre de la Rosa
Gracias sinceras para ti "Hombre de la Rosa" y un placer enorme que mi creación te haya gustado.
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