El niño fue de puerta en puerta pidiendo pan, agua y abrigo para cubrirse el débil cuerpecito herido ya por la inclemencia de la intemperie.
Tenía los labios resecos de sed, titilaba de frío y la prolongada falta de pan le había constreñido el estómago.
Ni un alma buena apagó su sed.
Ni un alma piadosa mató su hambre.
Ni un alma bondadosa lo libró del frío.
Y había pan de sobra. Y las fuentes estaban rebosantes de agua pura. Y había vestidos en abundancia. El poeta vio a la criatura y le obsequió pan y agua. Y cubrió su cuerpecito de modestos vestidos.
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de noviembre de 2013 a las 10:25
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 1884
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Trovador de Sueños ...y realidades.
Comentarios5
Ni un alma buena apagó su sed.
Ni un alma piadosa mató su hambre.
Ni un alma bondadosa lo libró del frío.
Muy gratificante la lectura de tu bello poema amigo Eladio
Saludos de sincera amistad
Críspulo el de la Rosa
Gracias, amigo del alma, por su comentario. Pero trato en mis textos poéticos reflejar una cruel realidad que no debería exitir porque los niños no piden llegar al mundo. Un abrazo, Eladio
Con personas que piensan como tú y que lo dicen así de simple tendrían que llenarse los estrados y las cámaras de todos los países del mundo..
Cuántos niños son víctimas de las desigualdades que hay en este mundo tan absurdo.
Saludos amistosos de
Peregrina
Buenas tardes, amiga, y gracias por su geroso comentario. Saludos, Eladio
Real y sentido en toda su dimensión. Es cruda la realidad para ellos... y a todos nos concierne... al menos así lo siento yo, los niños, mis niños del mundo... alguna vez escribí, que daría todo lo que tengo y lo que no por una sonrisa infinita de alegría de cada uno de ellos.
Un abrazo inmenso, hermano. Acojo tus palabras en mi alma y corazón como mías.
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