Se hundia el Sol en el poniente
como un inmenso rubí,
y bordeado de mar azul turquí
era su partida esplendente.
Marchaba en la inmensa boveda celeste;
y era tan bello y tan intenso...que sentí...
por un momento a Dios, allí presente,
...yo...que no soy creyente.
La tarde que huia lentamente
mostraba con gesto displicente
esa pintura de enorme esplendor.
Cuyo lienzo era el occidente,
su color el rojo y el oro refulgente,
y estaba pintado por el genio del creador.
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- Autor: juan maria ( Offline)
- Publicado: 11 de noviembre de 2013 a las 00:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 109
- Usuarios favoritos de este poema: esthelarez, Alejandro O. de Leon Soto, kavanarudén, El Hombre de la Rosa
Comentarios5
siempre el atardecer despliega su magia y deleita los sentidos del observador desde la magnificencia de la presencia del Creador.
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abrazote!
porque te fuiste mi amor ?
......VOLVÉ.....
gracias querido mio, por mostrarme con tus ojos Tierra de Fuego... acá estoy, solo que ando terminando labores...
Recien hemos llegado al estrecho de Magallanes...nada hemos visto todavia de Tierra del Fuego....
ok, estoy en ello, tambien...
Excelente pintura poética....me encantó....saludos.
Hermoso poema querido amigo y poeta.
No es necesario creer en Dios para gozar de su creación, de su hermosura reflejada en cada detalle de esta hermosa creación.
Un fuerte abrazo y gracias por tu don, querido amigo y poeta.
Kavi
No es el creador quien hace lo bello,
Los ojos del observador son quienes tienen la facultad de ver lo más bello de la vida en algo tan simple y cotidiano cómo la puesta del sol.
Me encantaron tus versos. Felicitaciones!!!
Muchisimas gracias amigo...
Pero en este caso lo hace un estado de animo...un momento...
...tal vez sea algo surrealista...
Porque podria sonar algo contradictorio decir que no se cree y hablar de la obra del señor.
Muy buena onda para vos.
Gratificante la lectura de tus bellas letras amigo Juan María
Un fuerte abrazo de amistad y afecto
Críspulo el Hombre de la Rosa
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