(Managua, 17 de mayo de 2006)
Cuando juntaban mis manos las manos de mi madre y, en una oración casi balbucida,
te hablaba, tú me mirabas sonriendo porque entendías mis palabras.
No recuerdo lo que te decía. Sólo esas manos calientes que cubriendo las mías
me enseñaron a rezarte.
¡Madre!
Cuando siento la pesadez de la incomprensión y el desencanto de los sueños no realizados, te necesito madre. Sigo siendo ese niño con las manos juntas, apretaditas, pidiendo de ti lo que siempre sabes dar y que nadie te enseñó: Amor.
Cuando estoy alegre y me siento el dueño del mundo, no te busco y te dejo en el rincón de tu cuarto, olvidada.
¡Ay Ingrato de mí!
¿Y tú, madre mía?
Siempre esperando, dispuesta a perdonar... a recomenzar.
¡Madre!
Gracias por enseñarme el camino hacia la Virgen María.
Dos madres tengo yo.
En esta vida, madre Modesta –es su nombre-
Mujer fuerte como roble, como leona, pleitista y sonriente, trabajadora y enferma, mi madre modesta –es su cualidad-
Y en lo alto de los cielos, allá en la eternidad del Padre,
Mi madre María –es su nombre-
Santa, cariñosa, comprensible, tierna y con manos abiertas –como queriendo abrazar-
María, Auxiliadora, Virgen –es su condición-
Gracias Modesta, gracias María Auxiliadora.
- Autor: Alma Erótica de José Luis Agurto Zepeda (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de noviembre de 2013 a las 17:01
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 157
- Usuarios favoritos de este poema: Poemas de Pepita Fernández
Comentarios2
Es interesante la religiosidad en tu poema..., a veces no digiero la religión aunque pertenezca a una..., pero otras veces sí...,
y bueno tu poema lo pude digerir, aunque lo encuentro simple...,
pero se siente que es del alma...,
y la reflexión no la veo, quizás sea que de tu madre adquiriste esa fe, la creencia, que de otra madre y madre de ella y madre de todos, puso su corazón en otros misioneros, donde caes tú, la madre, y muchos otros...
Gracias por tu visita y comentario.
Sí. Me gusta la simpleza en lo escrito, sin sacrificar la belleza.
En este caso, el poema es bien personal, porque además es anecdótico.
Saludos.
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