Es invierno y esta noche es oscura, no observo la luna o las estrellas
tengo tanto frió que prefiero bajar la cabeza y refugiarme entre mis propios brazos.
Las yemas de mis dedos están heladas, mis mejillas parecen una roca olvidada
mis labios se han cortado y bajan lagrimas por mi rostro.
La dulzura de sus manos no la tengo y me alejo rápido pues soy cobarde
tengo miedo de caer o dormir tanto que no pueda ver el amanecer
la locura de sus cuentos no los puedo conocer y me pierdo entre las calles
en las cuales alguna vez de su brazo camine.
No puedo dejar de anhelar el momento en el cual pueda volver
he intentado olvidar pero los recuerdos son tan fuertes que me queman la razón
encendí una vela para alumbrar el camino se que es inútil reconocer lo perdido
pero tengo una pequeña esperanza de encontrar mi destino.
Me detengo en medio de la nada y solo se llorar, mi fortaleza viene de la lucha
que recuerdo alguna vez utilice, es difícil recuperar la alegría que se fue
pero se que siempre vuelve, nunca se queda tanto tiempo pero a mi me enseño
a llamarla y me debe acompañar cuando me siento cerca del fuego.
Mis huellas se van borrando, se pierden con la lluvia o el viento
eso es preferible para no observar miles de pasos de todos los viejos olvidados
de los pies cansados, de pasos arrastrados por el cruel momento
que algunos hombres deben caminar para después caer.
Por la noche me acompaño de un pañuelo blanco, con el limpio mis manos que se ensucian de tierra roja, arena, lodo y otras veces solo de polvo.
Soy espíritu dejado, ya no canto, ya no bailo, ya no hablo pues me duele
respirar cuando el cielo esta llorando.
Solo espero llegar al amanecer y no me duela el recordar, las palabras de mis ancianos se vuelven el barco que me lleva a navegar.
Estas dicen: Toda pasa y el miedo al viaje es un sentimiento disfrazado que no deja ver la realidad, sientes que has perdido un corazón, pero recuerda que de eso no somos dueños.
Es el alma que vive, que nos lleva a volar, corre rápido con pasos firmes, que las lagrimas también son para reír, el tiempo es sabio y cura las heridas que en momentos pensamos nunca se van a borrar de nuestro cuerpo eterno.
Levantando el rostro, con el corazón en la mano, convierte el alma en alas y sonríe como ángel, cuando abras los ojos miraras el sol y recordemos detrás de el siempre hay felicidad.
Los consejos de mis ancianos en ocasiones los olvdio al final sin darme cuenta voy cantando cuando pierdo el camino y observo oscuridad.
Es invierno voy entre la nieve, levanto mi rostro y observo las estrellas que alumbran mi camino.
- Autor: Margot Diaz (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de noviembre de 2013 a las 04:10
- Categoría: Triste
- Lecturas: 68
- Usuarios favoritos de este poema: Trovador de Sueños ...y realidades.
Comentarios5
Me he enamorado de sus palabras. 🙂
Intenso y sentido poema en toda su extensión, un placer leer de vuestra pluma, compañera. Excelente.
Saludos cordiales, os deseo una grata jornada.
Encomiable la preciada lectura de tus gratas letras amiga Margot
Saludos de amistad de Críspulo
Excelente poema!!!
Wuaooo, eso fue triste..., tu prosa lo fue, tienes una forma de relatar tan nostálgica, pero, desde el enfoque agudamente triste..., como sí tus palabras hicieran ecos en un recinto cerrado, y no pudiera salir la palabra que cruelmente es gritada y acotada a vacío..., tu prosa es como naturaleza pero profundizando ese ideal triste que expresa a veces el invierno, y claramente adjuntando otro síntoma a tu prosa, el de la ayuda, el de la voz que te lleva a desperar, y desgraciadamente de nuevo caes en el amor, y de nuevo en la oscuridad...
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.