Dicen que cuando naufragas
y tocas el fondo del mar,
la inercia te empuja hacia arriba
y a la superficie te vuelve a sacar.
Yo me abandoné al océano,
sus aguas me acariciaban
y flotaba entre las olas,
las estrellas por corona.
Mar adentro, mar adentro,
muy profundo era el océano,
muy honda la soledad,
la fuerza de la corriente
me arrastraba hacia adelante.
Pero un día la tormenta,
se convirtió en gran marea,
hundiéndome en el abismo
de su blanca arena,
tan fría como mis penas
y ya no hay fuerza, ni inercia,
ni existe ley natural,
que me saque a flote,
ni me haga remontar.
Hay Dios, qué desolación!
ni palabras de bondad,
ni actos llenos de amor,
pueden salvarme ya,
de estas aguas tristes separar.
Estoy clavada en un ancla,
con hierro negro forjada,
en el fondo de mis entrañas.
sujeta con siete cadenas,
muy pesadas y gruesas.
Las rompo con mi fuerza interior,
con fe, esperanza y amor.
camino en las aguas de la Liberación.
- Autor: Rosa Baladron Rodriguez ( Offline)
- Publicado: 15 de noviembre de 2013 a las 08:10
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Trovador de Sueños ...y realidades.
Comentarios2
Intensa y hermosa manera de expresar esa fuerza que nos ayuda en todo momento si la sabemos encontrar, una alegría leeros querida y dulce amiga.
Cálido abrazo con cariño y sincera amistad, os deseo un placentero fin de semana, que os sea pleno.
Gracias Apreciado Carlos por su bello comentario,
Me alegro que le guste.
Un buen fin de semana para usted también.
Un abrazo de amistad.
Rosa
Muchas gracias Siemprevivia por tu tiempo en leer y tu grato comentario para mi modesto verso.
Un cariñoso abrazo de amistad.
Rosa
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