Del sueño de una tarde de verano
nació la noche con ojos de Africa,
pleamar de sombrío etéreo píelago,
rielados reflejos de luna encorvada,
fantástica lumbre entrecortada,
por la desolada callejuela el farolero
¡ocho quince y sereno!
Ella, húmeda, habitaba mi beso,
yo, entre bruma absorbía sus ansias
dibujando un amor inmenso,
deseo con garras......
fuimos uno en cresta de marejada,
gloria pecadora destapando ganas,
negrura de sol revolcando ansias
de cercanías soñadas.
Cómo no recordarla en cada pleamar
de la noche al alba, es seroja
que se me cae del alma,
es mi sangre encadenada respirando
conmociones de recuerdos en cada segundo
de cada latido de cada minuto
que la vida arrastra......
todo queda, todo pasa,
pájaros de recuerdos retenidos
pero se van las alas......
por la desolada callejuela el farolero falaz
¡ocho quince y sereno!
¡ocho quince y más nada!
septiembre 2013
- Autor: Carlos Roman Ramirez ( Offline)
- Publicado: 15 de noviembre de 2013 a las 13:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 48
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.