A pasos del abismo...,

Sabes que las fechas no existen...,
el tiempo es prueba de ello.


Ya sabes mi nombre así que no es necesario borrarlo:


Te escribo...,

mi tez traslucida cada día de otoño vuelve a crujir..., hasta mi alma necesita de tus gritos..., hasta mi alma de vez en muerte necesita gritar..., no sabes cuánto necesito gritar así calladamente para que no nos escuchen los muertos*
-y siento que me ahogo- mi alma se cruje así misma, se parece a Otoño cuando marchita sus lágrimas, una lágrima suya se parece a la mía-
Recuerdas a la lluvia como nos deshojaba la necesidad de explorar una lágrima fecunda en la herida de un árbol llorando..., nadie nos negó la vida en ese instante..., pero sabes ahora algo o alguien me la está negando..., y no puedo correr ante los ultrajes de mis costumbres rutinarias..., suelo enhebrar mis cabellos en las fracciones de mis manos, y éstas me quitan la necesidad de volver a la realidad. Y tú sabes como la realidad nos margina de las otras sombras que van en busca de su luz -su muerte- y se esconden en la noche como yo también me escondo cuando la esperanza es una vela apagada y diminuta...

... sabes he intentado hablar con la "Sangre" pero ésta me niega por los episodios pasados, esa vez cuando el lápiz de metal intentó escribir en su piel de porcelana, el lápiz quería hacer arte, pero, la Sangre sintió una estocada en sus lágrimas, y éstas cayeron al abismo de ese suelo oceánico que mastica mis dedos..., mis pies se arrojaron al suelo, y empezó la oración a los muertos, la oración a los sueños, la oración a la lluvia, que ingirió mi boca cuando se me desmayaron las palabras, y mis consonantes acústicas hicieron prevalecer el verbo a un tranquilizante que me dibujó el cielo en la garganta...,
el sol se apagó de pronto,
y no supe más de la Sangre, ni del suelo, ni de los cohetes que atropellaban la techumbre, en esos ruidos que petrificaron mi cuerpo, en la catatónica libertad de mis miedos, la mente se volvió invisible y fui cayendo de a poco en un abismo*
-Ese episodio marcó un antes y un antes, no supe de después-
Ahora sé que el limbo es mi viaje a las sonrisas quiméricas, y cada vez que la vida me pregunta cómo estoy, le respondo con un eco muscular, que el sol sonríe calor como yo sonrió cenizas en máscaras luminarias..., ella es bien comprensiva, hasta siento lástima por ella, siempre me abriga y me lleva en su piel de contorsiones respirables, y yo casi siempre que cierro mis ojos, no la dejo respirar el mundo que guardo en mis bolsillos* 

... Sabes hace unos días atrás me paso eso..., eso que hice tres veces ya antes, y ahora apareció ante mis ojos como sí hubiera sido la primera vez..., -sentí un Deja Vú- estremecer mis miedos, fue la inercia- pero, pase por un barco con una cruz encima de sus pensamientos, (Siempre he pensado que las cruces de las iglesias católicas están invertida al cielo) pues eso hice sin pensarlo, me persigné en señal de respeto, cosa que jamás nunca hago..., pero invertidamente, no he caído en las garras del satanismo, pero..., me persigne por lo que siempre suelo razonar..., y sentí dolor, sentí miedo, sentí el hedor a la muerte, que con su guadaña se llevaba entre su filo el color de mi aliento, ese escalofríos rasguño mi retina, y las sombras encubaron oscuridad en mi mirada..., sentí las cenizas ya quemar las huellas, y a pasos de la escalera a la iglesia sentí perder tu espectro, adentrarte en ella, y promulgar la fe en un adiós, te sentí distante, y mis palabras dolieron, como se quebraron en el crujir del alma[...]

Cuando el alma cruje, es cuando necesito escribirte esta carta... 


-Ojala un día de aire comprimido, decidas volar de esa jaula de piel y huesos, y no te arrepientas de enhebrar la carne en un ave, ya que aún el músculo escarlata late por un onírico despertar- Vuela Consciencia-