Ecos-

Me cuesta clavarte una palabra,
hacer estigma de mi sangre en tu herida,

levitando las estrellas en el techo,

castrando a la soledad de las sombras,

inevitablemente desnudarte la desnudez 
que yace enterrada en tu piel de espectro,

me cuesta mirarte dentro de la oscuridad,
cuesta a mis ojos arrojarse al vacío,
por tan sólo mirarte, mirarte en soledad,
hablarte calladamente hasta que la palabra sea diminuta
en los mensajes inaudibles que haces ocaso en tu lengua..., 

me cuesta hablarte cuando mueres, 
cuando cierras tus manos a la cruz
y en pérdida eres mártir de mis emociones pecadoras,

me cuesta dejarte una oración en tu peso hereje,
donde sueles caer de las persianas humeantes de lágrimas,
allí donde el humo nebuloso enaltece
cada pudor que tienes encerrada en tu boca...,

no besas, callas las vocales que mueren de tus labios,
no besas!!! haces ocaso de tu lengua, irradias al sol marchito
en las cenizas que brotan de tus costillas,

amas en el olvido, amas inevitablemente escondiéndote del tiempo,

y cuando decides salir de los recintos ovalados de las alturas,
creces para ser esperanza nostálgica

cuando ocre crecemos, cuando ocres vivimos
como el recóndito escondite de una fotografía
que se tuerce de tan sólo verse ajena a la realidad,

donde te estás clavando la sangre en el estigma
que ha nacido de un cielo imperante al azul alegre
y mirando tu dolor, inventas el morbo del blanco
desgarrarse sus harapos, hasta hacer brotar el rojo
que se deja libre y se enreda en la belleza
en esa belleza turbia y rígida,
que vemos cuando nuestros dedos
tocaron el exilio de nuestras guerras,

tan sola, tan acompañada por el vacío y las murallas,
tan sola, tan acompañada de mi pecho, y mis brazos,

tan sola, tan siempre, tan irremediablemente marchita. 

Eres y serás siempre, una invitación para mi lenguaje incompleto,
eres lengua, eres vocal, palabra, eres ese sonido que no encuentro,
eres,
eres lo que quiero decir,

y letalmente, no le diste forma, fue un punto final,
fue un punto tan negro que absorbió mi oscuridad,
tan diminuto que acalló mi palabra desnutrida...,

era un punto, un punto tan hábil y tan directo,
tan rígido y húmedo,
un punto que cegó la oscuridad de la luz,
un punto, umbral, un pequeño punto
que alumbro ese espacio oscuro y callado,
un punto que vociferó esperanza,
que grito luz, la grito, grito siempre,
grito para hacerse oír,
un punto tan perfecto,
era un punto, un punto final,

un adiós-