Ella me besaba con locura,
y sus tiernos besos discurrían
por mis labios
anidándose en el alma.
Ella era fuego,
pasión desmedida
de una llamarada espléndida,
encendida hasta el piélago
de un mar de amor.
Ella era harta erupción
desbordada
en las arterias de mi boca,
con sus besos llameantes
filtraba el amor ausente
a mi corazón.
Julio Medina
12 de septiembre del 2013
- Autor: papajumed ( Offline)
- Publicado: 22 de noviembre de 2013 a las 03:43
- Categoría: Amor
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Gratificante la lectura de tu hermoso poema amigo Papajumed
Saludos de afecto y de amistad
Críspulo el hombre de la Rosa
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