Pensando en lo afímero de las cosas,
los ojos en blanco y el alma adormecida,
miré por un instante el cuerpo de mi amiga,
tan lozana hoy - ¡ay, carne corrompida! -;
mañana será pura carroña.
Este sexo de ansias humedecidas,
suave al tacto de mi mano, piel libidinosa,
para el plan preconcebido uncida,
como tela de araña - trampa natural -
tan esponjosa, que se me enciende el deseo en la mirada,
sediento ya, otra vez, apenas la sed calmada.
- Autor: luismaria ( Offline)
- Publicado: 24 de noviembre de 2013 a las 14:57
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Hermoso y gratificante tu apreciado poema "El juego unigénito" amigo Luismaría
Saludos de afecto y amistad de Críspulo...
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