Eres tanto y más que no cabes en una mirada,
Tanto que no cabes en una mano
o en un ademán siquiera.
Más pequeña que las colinas pero tan giagante como las montañas,
tan pequeña para el mundo pero tan inmensa a mis ojos.
Eres el gemido que escapa del fondo de tu garganta,
un apasionado beso en los labios,
una tierna mirada posada en mis ojos mientras te hago el amor.
Eres aún mucho más, más de lo que imaginas.
Eres indefinible e inalcansable ante los hombres,
pero sin ambargo te has vuelto palpable ante mí,
poniendo la luna al alcanse de mis manos y entre mis cariacias has depositado las oscuras frutas de tus jardines vedados.
Eres tu piel morena cabalgando sobre la mia y la solemnidad del trueno remontando la montaña serena.
Eres el sabor de tu miel y la bravura del mar cuando arrecia la tormenta;
el aroma de tus oquedades, la rosa ignea que hace arder mi hoguera.
Aroma a tierra humeda, sabor a canela.
Y aunque eres esquiva, cuando menos me lo espero innundas mis ganas saciando mi hambre interna.
Eres tanto y más que la melodía de tu mirada,
que la prosa y el verso;
aún más que mis palabras.
Eres tanto que no cabes en un poema.
Y sin embargo, sin que yo lo esperase me has abierta las puertas de tu alma para que desde entonces habitase en tu pecho y tú a pesar de ser tan grande puedas caber en mi pecho, conviertiendome en el guardian de tu amor y de tus ancias.
Dedicado a mi musa color azabache y sabor a canela: Ambar Isquel
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