Se le algodono la camisa al vagabundo; suave, blanca y enamorada
Con el parpadear trasero de tu mínimo reflectar,
Se le cayeron los hilos, sofocante algodón que transpiraba
infección para la piel cuando de carnes sucias y pobres se trataban.
La vía láctea, tartamudeo el pobre,
Asombrado con tales ojos,
Contó en su mente agitada uno y dos, una vez y otras más
¿Cómo aprendió a guiñar un ojo tras otros?
¿Con el solo efecto de caminar? Pasiva y tranquila
suave y linda, mujer calma dije yo
cuando sin darme cuenta me encontraba hablando de mi.
- Autor: srakkin ( Offline)
- Publicado: 30 de noviembre de 2013 a las 03:41
- Comentario del autor sobre el poema: Oda
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Hermosa la lectura de tu genial poema amigo Srakkin
Saludos españoles de amistad
Críspulo el de la Rosa
Me gustó
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